Es el signo de los tiempos. La adicción al trabajo es una enfermedad potencialmente peligrosa, como cualquier adicción. No se trata de pasar mucho tiempo en el trabajo (cosa que a todo el mundo le pasa con más o menos frecuencia), sino de que el trabajo se convierta en una vía de escape. Como explica Bryan E. Robinson en su libro "Chained to the Desk: A Guidebook for Workaholics, Their Partners and Children, and the Clinicians Who Treat Them", a un adicto al trabajo el proceso mismo de trabajar le satisface una necesidad íntima de caracter psicológico. Es, por lo tanto, un síntoma de algo más profundo.
No es fácil definir a un adicto al trabajo o workaholic. En términos generales, se le define como "alguien que dedica a su trabajo más de lo que exige la situación" (según definición de Marilyn Machlowitz, psicóloga industrial de Yale). A continuación, una lista de comportamientos y circunstancias que la vida de un adicto al trabajo puede presentar. Cuantos más te sean aplicables, más probabilidades tienes de ser tú mismo un adicto al trabajo:
- La gente cercana a tí te suele acusar de dedicarle más tiempo y atención al trabajo que a ellos
- Habitualmente usas la presión del trabajo como excusa para evitar a la gente y no responder a sus expectativas de dedicación
- No tienes tiempo para disfrutar de lo que consigues con tu trabajo. Otros disfrutan más de tus ingresos y tu nivel de vida
- Prefieres estar solo y dedicarte a trabajar que pasar tiempo con otra gente
- Te encuentras pensando en el trabajo todo el tiempo, incluso cuando haces actividades que no tienen que ver con él
- Tus conversaciones suelen versar sobre asuntos de trabajo
- Cuando no estás trabajando, te sientes inquieto y aburrido. Volver a trabajar es como "volver a casa"
- Normalmente te despiertas varias veces durante la noche, o te cuesta irte a dormir, porque tu mente está ocupada pensando en temas de trabajo
- En periodos de carga de trabajo más suave, sientes la necesidad de buscar más trabajo para llenar el vacío
- Renuncias a descansar cuando se supone que debes hacerlo: por las noches, fines de semana, vacaciones... prefieres no perder el tiempo y trabajar
- Sientes que, si no haces tú el trabajo, las cosas no saldrán como deben. No delegas porque los demás no podrán hacerlo bien
- Permaneces en todo momento atento al móvil o al email, incluso fuera del trabajo
- Cuando estás trabajando, el tiempo se pasa muy deprisa
- Eres impaciente y miras con frecuencia el reloj
- Eres altamente competitivo, incluso en actividades puramente lúdicas como los deportes en familia
- Juzgas a las personas por el valor que tienen para tu negocio o actividad
- Nunca estás satisfecho con tus logros laborales. Siempre tienes la molesta sensación de que deberías haber hecho algo más
- Sabes que tu vida no está equilibrada, pero siempre encuentras una justificación para ello. Quizás en el futuro lo cambies, pero no ahora.
- Tu trabajo te define, sin él no te sientes una persona completa
- La idea de no trabajar, o de jubilarte, te aterra. No puedes imaginar qué harías si no trabajases.
La adicción al trabajo, como cualquier otra, supone un grave riesgo para la salud y la estabilidad tanto propia como del entorno más cercano. Al menos, merece la pena reflexionar sobre ello.
Vía | Slow leadership Más información | Ondasalud Más información | Destellos de territorios mentales Más información | El Mundo