Las ciudades son cada día más grandes. Los precios de una vivienda en el centro son cada día menos asequibles, y los ciudadanos se trasladan en masa a las periferias para poder tener unos metros en los que vivir. Pero eso supone un gran inconveniente que sufren a diario millones de personas: la necesidad de desplazarse a sus lugares de trabajo. Atascos y aglomeraciones. ¿Cuánto tiempo de nuestra vida desperdiciamos en ellos?.
En esta situación, muchas personas desearían tener una alternativa. La tecnología facilita que, en muchos tipos de trabajo, no sea necesaria una presencia física. ¿Es la panacea? Pues probablemente, como en todo, depende. Porque no todo son ventajas, y el hecho de trabajar desde casa implica determinados riesgos de desarraigo, de falta de concentración, de difuminación de los límites entre vida personal y laboral... y eso suponiendo que todo el mundo estuviera dispuesto a asumirlo. Enrique Dans hablaba el otro día de una tercera vía: los business centers. Tanto los establecidos por una propia empresa por sí misma o en colaboración con otras (que disponen así de centros de trabajo distribuídos más cercanos a las viviendas de sus empleados, pero con todas las funcionalidades de las oficinas) como los pertenecientes a grandes cadenas. Enrique habla de Kinko's, ahora parte de FedEx, muy popular en Estados Unidos. En España, Workcenter podría ser un modelo similar: un entorno profesional y multitud de servicios de esos que se dan por supuestos y que, cuando uno deja de tener oficina, empieza a echar de menos.
Personalmente, creo que no hay un modelo perfecto. Tampoco el híbrido de Kinko's y Workcenter. Es cierto que dispones de servicios, pero careces de algo que me resulta importante: tu espacio. Ese que sueles tener en la oficina, y que puedes crear en casa.