Sin querer ser grosero, esto recuerda al refrán de "para lo que me queda en el convento...". El pasado 13 de Febrero se anunciaba que Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la patronal madrileña y vicepresidente de la CEOE, sustituiría a Jose María Cuevas al frente de esta última.
Pocos días después, en el marco de la presentación de un estudio sobre el sector público empresarial autonómico y local, Cuevas no se ha cortado al calificar estas empresas de competencia desleal a las empresas privadas y acusarlas de ser opacas fiscalmente. La frase concreta ha incluido al parecer la expresión "mientras que las empresas privadas estamos obligadas a enseñar hasta los calzoncillos". En el estudio, auspiciado por la propia CEOE, se advirte del creciente endeudamiento de las empresas públicas, el 75% de las cuales pertenecen ya a gobiernos autonómicos y locales. Cuevas rememoraba el histórico papel del Instituo Nacional de Industria que, según él, contribuyó a desarrollar la economía, y opinó que las actuales empresas públicas degradan esta labor.
Sin entrar en consideraciones sobre las opiniones del Sr. Cuevas (cuestionables, en cualquier caso, y con cierto regusto a nostalgia de anteriores regímenes), lo que si está claro es que le deja un bonito entuerto a su sucesor, ya que no parece de recibo que un personaje público que hasta ahora se había calificado por su contudencia en la defensa de sus intereses, pero también por su prudencia en sus declaraciones, aproveche los últimos tiempos de su mandato para dar rienda suelta a sus rencores.