Imagínense el cuadro. En un país en sólo una semana 180 millones de personas se desplazan para hacer turismo. Casi cinco millones de viajeros visitaron la capital, que tiene unos 15 millones de habitantes, de los cuales sólo la mitad viven en la ciudad propiamente dicha. ¿Resultado? Colapso total del país, riesgo de deterioro de su patrimonio histórico, amenaza medioambiental y motivo para hacer algunas reflexiones.
La Ciudad Prohibida recibió una media de 70.000 turistas diarios, ¿Hay algún monumento histórico que sea capaz de soportar eso? De momento las visitas no están limitadas en la residencia de los antiguos emperadores, pero tal vez tengan que plantearse el limitarlas para evitar la destrucción del monumento.
Cuando se habla de China (y también de la India) no podemos usar los cánones a los que estamos acostumbrados. En España, una potencia turística, prevemos 65 millones para el año 2008, un tercio de los viajeros chinos en sólo una semana. El motivo por el que han coincidido todos estos turistas ha sido la celebración de una semana fijada de vacaciones, que se plantea por parte del gobierno ser sustituida por días sueltos a lo largo del año. Tal vez sería más efectivo que los chinos tuvieran una semana más de vacaciones anuales y que la pudieran tomar cuando quisieran. De este modo las aglomeraciones serían bastante menores.
Ya que los chinos parecen ser viajeros, habrá que plantearse atraerlos desde los demás países, no sólo desde España. Aunque dadas las cantidades masivas creo que lo mejor será especializarse en turistas chinos de alto poder adquisitivo, no vaya a ser que acabemos colapsados nosotros también.
Via | El Mundo Más Información | Vuelos directos a China, India o Japón, ¿rentables o utópicos?