Hasta hace relativamente poco, el bajo precio del dinero en el mercado unido al espectacular aumento del consumo han hecho vivir a los bancos una época dulce en la que todo valía. Daba igual si no tenías nómina, si en la pareja sólo trabajaba uno de los dos cónyuges y eso con un contrato precario, si tenías un historial crediticio dudoso o si te estabas endeudando al 60% de tus ingresos: casi todo el mundo consiguió su hipoteca.
Pero los tiempos están cambiando. Los tipos suben, y con ellos la morosidad. Es natural que los bancos comiencen a retirar sus tropas, hacerse fuertes en sus castillos y levantar el puente levadizo. El Banco de España da fe de ello, y advierte que en el segundo trimestre del año la oferta crediticia se ha estrechado para las familias españolas y, en menor medida, para las empresas. Por otra parte, la demanda de hipotecas sigue, lógicamente, la misma caida que la venta de vivienda, por lo que los bancos realmente están viendo como bajan sensiblemente sus ventas de dinero. A pesar de todo, no me extrañaría que todos vuelvan a anunciar beneficios record a final de año, que para eso son bancos y son uno de los valores seguros a los que siempre se recurre en tiempos revueltos.
¿Acudir a financieras? Ya se le ha ocurrido a más de uno. La actividad de las empresas de intermediación financiera ha subido un 60% precisamente por la restricicción en los créditos personales, según ha anunciado la Agencia Negociadora de Productos Bancarios (ANPB). Entre la demanda de productos hay un 70% de unificación de deudas, algo que alivia la cuota mensual pero, no olvidemos, aumenta los intereses que se pagan al cabo del tiempo. Así mismo, comentan que empieza a haber un interesante número de personas interesadas en pasarse a un tipo fijo de interés... Precisamente ahora que los tipos están más altos. ¿Por qué no lo hicieron cuando los tipos estaban al 3%? Porque en aquel momento la sensación era de "dinero barato para siempre". Mi consejo es que aprendan la lección y no se dejen llevar por las sensaciones del momento sin hacer primero los números.
Vía | Expansión, El Economista.es