Tener disposición para cambiar de lugar de residencia es uno de los factores de flexibilidad que facilitan el poder encontrar un empleo. Y es que si el empleo no va a uno, tendrá que ir uno hacia el empleo. Pero... ¿de dónde y hacia dónde se producen los principales flujos migratorios por razón del trabajo? Este gráfico refleja bastante bien la realidad, indicando cuál es el saldo neto de contratos que suponen movilidad geográfica: los tonos más claros indican los lugares de orígen (sitios en los que se va más gente de la que llega) y los más intensos los lugares de destino (sitios en los que llega más gente de la que se marcha). Madrid y Barcelona siguen siendo dos grandes focos de atracción, pero a ellas se unen lugares como Málaga, Murcia, Guadalajara o Castellón. Si el análisis lo hacemos por Comunidades Autónomas, vemos que los grandes flujos (indicados con flecha roja) son los que llegan a Madrid desde Castilla y León, Cataluña, Andalucía y Castilla-La Mancha (aunque en este último caso se produce una curiosa reciprocidad), la sempiterna emigración desde Andalucía a Cataluña y la relación entre Comunidad Valenciana y Murcia.
En todo caso parece que las tasas de movilidad geográfica siguen aumentando, lo cual siempre es una buena noticia porque indican un incremento en la flexibilidad del mercado de trabajo, que reduce las fricciones entre oferta y demanda.
Más información | Nota de la Agencia de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (pdf) Más información | Observatorio ocupacional del Servicio Público de Empleo