No sé si los lectores de este blog sabrán que la regulación de la apertura de comercios grandes en España es distinta en cada Comunidad Autónoma. Cuando digo comercios grandes me refiero a aquellos que tienen más de 300 metros cuadrados, puesto que los pequeños tienen completa libertad de apertura. Y en estas fechas se está hablando del número de festivos que podrán abrir estos comercios.
Hace unos días se supo que en Cataluña el número de festivos con apertura se incrementaría de seis a ocho. Y hoy se ha sabido que en Madrid también habrá un incremento de dos días. Pero en este caso de veinte a veintidós. Una diferencia bastante apreciable.
En esto de la apertura de los comercios en festivos tenemos varias posiciones: por un lado la de los consumidores, a las que nos viene muy bien que los festivos se abran los comercios, puesto que entre semana se trabaja y es más difícil y cansado hacer compras (no hay más que ver las tiendas medianas con libertad de horarios que abren domingos y festivos hasta las tres de la mañana que siempre están llenas, por ejemplo Opencor); por otro lado tenemos a los comerciantes que tienen grandes superficies que por supuesto quieren abrir todos los días del año (algunas veces no porque les salga rentable sino para fidelizar a los clientes, ya que no creo que sea un buen negocio abrir dos domingos de agosto en Madrid, como se lleva haciendo un par de años); y por otro lado tenemos al pequeño comercio, que no puede permitirse abrir los festivos y que ve como los grandes comercios se aprovechan de esta situación para robarles clientes.
Desde luego creo que los derechos de los consumidores deberían primar sobre las restricciones proteccionistas, pero también creo que el pequeño comercio genera mucho empleo y hay que protegerlo. Quizá por eso la estrategia de ir abriendo más festivos año a año y poco a poco sea la más adecuada, para que los consumidores nos habituemos poco a poco a que los grandes comercios cada vez abren más tiempo sin olvidarnos de las tiendas pequeñas de golpe.
También creo que los horarios no son el único punto en el que los grandes comercios atraen al consumidor. Los pequeños comercios deberían centrarse más en dar un buen servicio preventa, ya que ahí tienen bastante que ganar frente a los grandes comercios, que normalmente no son capaces de guiarte bien en el proceso de compra. Si la única diferencia entre un comercio grande y pequeño es el tamaño de la tienda y el número de festivos que abren, está claro que el pequeño comercio está condenado a desaparecer.
Vía | El País