Hasta ahora una de nuestras principales fuentes de ingreso era la industria del turismo. Junto con la construcción mantenían el pulso de nuestra economía, a modo de dos pulmones. Ahora que uno de ellos lo tenemos "encharcado", es hora de analizar la salud del otro.
La subida del euro está claramente perjudicando a este sector. Ya no somos tan competitivos en precio. Salvo para el turismo europeo que también usa el euro como moneda oficial, a los norteamericanos, ingleses y japoneses cada vez les resulta más caro elegir España como destino turístico. Esto mismo se usa como reclamo para visitar los Estados Unidos, pro ejemplo, pero esta opción no trae divisas a nuestra economía.
También es importante analizar la calidad del servicio. De un tiempo a esta parte, se observa una clara tendencia al ahorro en costes en el sector hostelero que se traduce en que cada vez los profesionales que nos atienden son menos profesionales. Esto genera malas experiencias al consumidor que ve cómo tardan mucho en servirle, que no le traen lo que ha pedido y que luego la cuenta está mal hecha, por hablar de la restauración. Puede haber errores puntuales, todos los cometemos. Lo que no puede soportar ningún sector es la merma en la calidad de servicio.
Es decir, el ahorro de costes por medio de la contratación de personal poco cualificado es en realidad pan para hoy y hambre, o puede que ruina, para mañana. En definitiva, pone en peligro el futuro del sector.. Cada vez que se produce una mala experiencia el boca a boca lo difunde enormemente, y más ahora con internet. De este modo, España es poco a poco menos atractiva para los turistas.
Aunque en el año 2006 fueramos el segundo destino turístico, lo que ya significa haber perdido el liderato, no debemos dormirnos en los laureles de pasados éxitos y ser conscientes de que hay que cuidar a la gallina de los huevos de oro. Quizá llegue el dia en que los huevos que ponga sean normales y ya no los podamos vender.
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