Hace tiempo, Consultor Anónimo hablaba en El Blog Salmón acerca de la retribución variable. Y lo hacía a raíz de un post de Martín Varsavsky sobre las propinas. Un post donde comparaba las grandes diferencias que hay entre EEUU y España al respecto. En uno, algo casí obligado, en el otro, meramente voluntario. Martín equiparaba las propinas con la citada retribución variable, algo para mi absolutamente sacado de madre. Mantengo lo que dije en su momento:
Comparto el fondo del post, asi como la necesidad de la retribución variable. Lo que no comparto es la visión de Martín sobre las propinas como retribución variable (que fue precisamente el orígen de una serie de posts en su Blog sobre el tema) en el Mundo anglosajón. Menos variable, más negro,más injusto que eso, conozco pocas cosas.
Lo cierto es que, los comentarios del post de Consultor, no se centraron en el punto de arranque de las propinas. Y tiene su lógica, dado el enfoque que le dio Raúl. Pero lo cierto es que se me quedo el gusanillo de tratar sobre el tema, especialmente cuando Solbes intentó mezclar, sin éxito, inflación y propinas.
Como ya es costumbre en mi, los fines de semana me gusta colgar algún que otro post con ejemplos de cine. Pues bien, un dialogo excelente sobre las propinas es el del arranque de Reservoir Dogs. No he logrado encontrar una secuencia más corta en Youtube, así que el que no quiera oír un análisis profundo sobre el Like a Virgin de Madonna puede saltar directamente al minuto 3.42.
Concluyendo: suelo dejar propina, y varia en función del servicio. Pero no admito que sea una obligación del consumidor. Es una opción personal.
¿Y vosotros?
Más información | Martin Varsavsky