El Hummer no se encuentra entre mis coches favoritos. Aunque le supongo ventajas para meterlo en un barrizal o ya puestos en los desiertos de Irak, su desmesurado tamaño y su alto consumo no me parece adecuado para usarlo por ciudad, que supongo es el uso que le dan la mayoría de sus propietarios.
El alto precio del petróleo parece que está acabando con el Hummer. Famoso por sus altos consumos y emisiones se ha convertido en un símbolo de derroche energético, algo que no lo ayuda en unos tiempos en los que el cambio climático está a la orden del día. Puede que esta fama sea inmerecida, según fuentes de la empresa un Hummer emite menos CO2 que un vehículo con diez años y uso intensivo. No obstante una vez se lleva la fama de derrochador es muy difícil quitarla. Aparte se trata de un vehículo caro, es cierto que se trata de un segmento de lujo. Tal vez por ello con la crisis sus ventas se han visto fuertemente afectadas., una caída del 46% de las ventas en un año. Desde la marca se defiende que la demanda de los países emergentes la compensa, aunque no creo que esa demanda venga desde Venezuela.
¿Alguna experiencia con estos vehículos por parte de los lectores?
Vía | Expansión
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