Tras una batalla, ademas del dolor quedan los restos, las ruinas. Un paisaje fantasmagórico, lunar, donde se entremezclan armas abandonadas, edificios vacios y en silencio cuerpos humanos, cadáveres de animales. Caótico. Y sobre todo queda ese hueco que dejan las personas, la vida, que ha abandonado aquel lugar. Una sensación de irrealidad parece apropiarse del escenario.
Algo así me embarga cuando veo subastadas en Ebay las pertenencias del ejercito de Lehman Brothers: pisapapeles, camisetas, grapadoras, etc. Resulta clavado a la venta en mercadillos rusos, como souvenirs, de uniformes, insignias, medallas por soldados del Ejercito soviético en plena caída de la URSS. Inquietante.
Lamentablemente, en las guerras modernas, hay algo muy peligros que suele quedar enterrado. Enterrado pero vivo. Letalmente vivo. Me refiero a las minas. Y Lehman ha dejado unas cuantas.
Me refiero a aquellos productos financieros emitidos por Lehman, comprador por distintas entidades financieras, y que irán detonando vencimiento a vencimiento, tras las oportunas provisiones contables. En millones de euros, Dexia se lleva 500, como Fortis. Le siguen Axa con 300 y UBS con poco más de 200. Cierra el pelotón extranjero ING con 100. En las filas españolas , el BBVA se lleva 100, la Caixa 35, Bancaja entre 13 y 24, Caixa Catalunya 16 y Santander 11. Parece que ha hecho más pupa fuera que dentro, aunque habrá que esperar a ver como se reparten esos activos entre las entidades y los clientes, y si pueden generar efectos de segunda ronda,como ocurre con los concursos.
De todos modos, aunque los daños sean localizados y limitados, la semilla de la destrucción esta sembrada.Decía Oliver Stone en Platoon, que la primera victima de la guerra es la inocencia. En las crisis financieras de este calado la primera victima suele ser la confianza. Y el negocio financiero no se basa en el dinero, se basa en la confianza. Vía | Mi banquero En El Blog Salmón | Churras y merinas: el caso Lehman Imagen | pingnews.com