Tuvo lugar la semana pasada en Blogs, la conversación una mesa redonda sobre la banca 2.0. De entre las diferentes cosas interesantes que se dijeron, hubo una afirmación que me llamó la atención y que denominaron como la paradoja de la banca 2.0:
"Aumenta el número de usuarios y de conexiones a Internet, y aumenta el número de sucursales abiertas por cada entidad financiera."
La oficina, en estos tiempos de crisis, da seguridad, confianza y garantía, algo que está en la mente de cada cliente de banca, a quien lo único que le preocupa es no perder sus ahorros. En la época de la bonanza, el scoring de los bancos rebajó su misión, nadie pensaba que los créditos concedidos no se recuperarían, y cuando ponían pegas, aparecieron las empresas de financiación P2P, que cubrían ese hueco y que en base a la reputación y a la confianza que ofrecía la persona permitía acceder a un dinero al que antes no se llegaba.
Dado que lo que hacemos ahora es hablar de garantía, la reputación sólo vale si va unida a seguridad, y eso lo da el banco tradicional, que está respaldado por una organización grande detrás que vela por unos intereses a los que da seguro respaldo. Si el trabajo correspondiente se realiza con transparencia y atendiendo e interactuando con las necesidades de los clientes, en el mundo físico las oportunidades que brinda la banca 2.0 se harán notar más, pese a las dificultades del mercado. Y esas dificultades son, junto al distanciamiento que hay entre garantía y reputación, las que están obligando a las empresas de financiación P2P como Prosper o Lending Club a cerrar el grifo y no conceder más créditos, porque no pueden garantizar su recuperación. La crisis subprime, mercado al que iban dirigidos muchos de sus préstamos concedidos, les está afectando de lleno. Son los daños colaterales.
Vía | Techcrunch Más información | Rosa J.C.