A veces la realidad se da de bruces contra los deseos de algunos. Hay quien desea ver en la actual crisis una demostración de lo malos que son los mercados, de lo buenos que son los políticos, y de que cuanto más intervención mejor. Para ellos vivimos en un mundo desregulado, liberalizado y e hiperempresarializado. Ya. El Estado debe hacerse cargo de la situación. Ya. Y uno mira los datos de nuestra economía y de las de nuestro entorno y se encuentra con que más del 40% del PIB esta en manos del sector público (si, de los políticos). Practicamente la mitad. Pero es que el otro 60% se halla sujeta a multitud de normativas, regulaciones e intervenciones públicas.
Pero lo pero no es el control directo que tienen sobre ese amplio porcentaje del PIB, ni el indirecto que ostentan sobre el resto. No. Lo peor es que, en un caso de estudio para las escuelas negocios, han conseguido introducir en la mente de su cliente-administrado que es mejor estarse quietecito. No hace falta que la Administración actue contra un empresario o un profesional, el propio gestor empresarial se condiciona ante el peso abrumador del Estado. Como diría Helenio Herrera la Administración gana numerosas veces sin bajarse del autobús. Y a continuación os pongo un ejemplo.
Jose Ortega es abogado e impulsor de una plataforma en defensa de los afectados por Ley de Costas. Si bien su trabajo es jurídico, el es el primero que sabe que necesita bases técnicas, informes, pruebas periciales, para luchar contra los deslindes y resoluciones de la Administración. Y, en un post que da auténtico miedo, nos cuenta como uno tras otro, se van negando a colaborar con él, a trabajar para los afectados, numerosos técnicos: ingenieros, prácticos de puerto, aparejadores. ¿Qué miedo tienen? El que la Administración asocie su nombre con el de la otra parte y los jugosos contratos públicos a los que pudieran acceder estuviesen mucho más difíciles.
Por favor, reparad en lo sibilino del caso. No es que la Administración haga nada. Es que los administrados tienen miedo de lo que puede hacer (¿por qué será?). Y ante ésto, se cubren. Como no entenderlo cuando casi uno de cada dos euros que circulan por España dependen directamente de Papa Estado. Sin duda, frente al mercado y al neoliberalismo salvaje (sic), esta es una alternativa mucho más civilizada, ¿no?
Afortunadamente, en ocasiones, a veces, David consigue que Goliath se tome un respiro. Por eso, les ruego a los profesionales, a los empresarios, que no se achanten, que no se autocensuren frente a la Administración.
Vía|Costas Marítimas
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