Hu Jintao aterrizó el pasado 14 de noviembre en España, dentro de su gira europea en la que anteriormente visitó Alemania y Reino Unido. Desde entonces un número considerable de actos y reuniones. Una visita a la sede de Telefónica, empresa que ha obtenido la aprobación por parte del gobierno chino para duplicar su participación en China Netcom, la segunda mayor operadora de telefonía fija, hasta alcanzar un 9,9%, lo que supondría tener una inversión superior a los mil millones de euros allí. La inauguración de la I Cumbre Empresarial Hispano-China, que contó con la intervención del rey Juan Carlos, el presidente de China, Hu Jintao, el presidente de la CEOE, José María Cuevas y el presidente del Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional, Wan Jifei. Posteriormente mantuvieron reuniones con un gran número de empresarios españoles interesados en la zona. Una visita importante en la que se firma un acuerdo de asociación para impulsar las relaciones económicas entre los dos países.
El presidente chino fue claro en su discurso exponiendo la necesidad de que los empresarios españoles dejen de centrarse tanto en las inversiones en Latinoamérica y den el salto a China. Hoy por hoy España está muy atrás en este mercado ocupando el número 38 ó 40, dependiendo de la fuente, en la lista de países inversores. El continente asiático siempre se ha visto como algo muy lejano y solo un grupo reducido de empresas han decidido invertir de forma consistente. Sin embargo comienza a haber casos de éxito y empresas españolas que están apostando fuerte por China como MCC, Alsa… La idea es interesante y peligrosa a la vez. Ya se ha analizado con anterioridad en el Blog Salmón el falso mito del mercado de los 1.200, ahora ya 1.300, millones de consumidores. Una proporción considerable de chinos, aún decenas de millones, sigue viviendo por debajo del umbral de la pobreza total, esa fijada en los ingresos menores a un dólar diario. Pero si que es cierto que la población en las grandes urbes está alcanzando un nivel de renta considerable y que el mercado objetivo para ciertos productos no para de crecer. El ejemplo clásico es que se está llegando al nivel de renta mínimo para que la compra de coches sea viable, claro indicador del poder de compra. Por esa parte estar en un mercado con semejante potencial se antoja interesante.
Por otra parte, en la medida que las empresas manufactureras vean la necesidad de deslocalizarse, por tener productos con un valor añadido escaso en donde el precio sea el principal argumento de decisión de compra, China ofrece ventajas obvias. Hay que ser consciente sin embargo que no será siempre la mejor opción. Comienza a haber empresas que invirtieron inicialmente en China que están migrando o abriendo nuevas fábricas en Vietnam u otros países asiáticos, que incluso tienen menores gastos en ciertos sectores. Un estudio realizado por Mercer Human Resource Consulting con 600 empresas en India y China demostró, por ejemplo, que los sueldos tendían a ser más bajos en el primer país. Existe una demanda muy considerable de personal cualificado en China y una oferta local reducida en ciertos ámbitos, con lo que el índice de rotación de muchos profesionales es elevadísimo con sueldos cada vez mayores.
A todo ello se tiene que añadir un idioma extraño, un entorno legal borroso, con licencias difíciles de conseguir, burocracias que dificultan el establecimiento y el día a día y, en definitiva, una cultura y una forma de hacer negocios muy diferente al estilo occidental. Para todos los que se atrevan con la aventura, bienvenidos al barco y la recomendación de tomarse las cosas con calma, tener ayuda interna (que empieza por oficinas comerciales, pasando por entidades financieras, consultoras y personal de cierto nivel contratado localmente) y acostumbrarse a que los regalos a ciertas instancias son sin más formas de acelerar las cosas.
Vía | Telecinco Más información | FT.com (inglés y €) En el Blog Salmón | China – ¿El Dorado o el agujero negro?, India, el gigante desconocido y Cuando todo es "Made in China"