¿Alguien en su empresa se imagina qué le diría su jefe si presenta un resultado que suponga unos costes un 200% respecto a lo presupuestado? Eso, sin haber cambiado el resultado final a obtener. Pues eso es lo que ha pasado en AENA con los aeropuertos de Barajas y El Prat. De los casi 4.750 millones de euros que estaba previsto invertir en 2002, se ha pasado a unos 9.700 millones. Más del doble, para la misma obra.
Posiblemente parte de este desfase se deba a la, por otra parte tan extendida costumbre en España, de presupuestar con el clásico método del dedo en el aire. Es decir, se hacen unos numeritos, se redondean... y hala, ya tenemos presupuesto que, lógicamente, luego no se cumple ni de casualidad. Otra parte de este desfase se deberá, sin duda, a una gestión nefasta de la obra civil, con un control de costes más que limitado. En esas condiciones, es fácil que los costes suban, suban... y que la sorpresa llegue al ver la cifra final.
Supongo que habrá una parte de la audiencia que piense que "alguien se lo lleva crudo". Seguro que sí, no en vano es otra nunca bien ponderada costumbre española. Pero aunque fuera cierto, eso también se puede presupuestar...
Pero bueno, ¿qué más da? Aqui paga el Estado (o sea, todos). Es cuestión de poner cada uno ciento y pico euros, y desfase arreglado.
Vía | El País