No tengo ninguna duda sobre que Salvador Dalí era un genio, por mucho que algunos se empeñen en aminorar su obra. Y como muestra de su talento, una pequeña anécdota o leyenda que narran en Mises Hispano sobre cómo Dalí lograba evitar pagar sus cheques
En la publicación lo mencionan en relación con las cenas que se daba con su grupo de amigos, pero no veo porque habría de limitarse a ello. Vayamos con la historia:
Simplemente, después de salir de fiesta con todo su entourage y consumir lo más caro que los restaurantes podían ofrecer, llegado el momento de pagar, pedía la cuenta, sacaba uno de sus cheques, escribía el monto, y lo firmaba. Pero antes de entregar el cheque, rápidamente lo volteaba, hacía un dibujo en el reverso y lo autografiaba. Dalí sabía que el dueño del restaurant no cobraría el cheque sino que lo guardaría, lo pondría en un marco, y lo expondría en el mejor lugar del restaurant: “Un Dalí original”.
Se non e vero, e ben trovato, si no es cierto, está bien contado, que dirían los italianos. Seguro que Bretón estaría de acuerdo, no hay más que recordar el anagrama que usaba para refriese a él, Avida Dollars, sediento de dólares (lo que a mi, a diferencia suya, me parece estupendo).
También cuadra esta práctica con el escaso control sobre la obra que el propio Dalí propició, con ediciones sin control de la obra gráfica, con firmas en blanco, etc. Todo ello sin duda ha terminado afectando a la cotización de su obra, que podía haber sido más alta. Es lo que tiene darle a la imprenta, ya sea de dinero o del arte.
Más información | El País
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Imagen | Yahn Caradec