Un informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) difundido ayer, señala que el Reino Unido, Italia, Estados Unidos, Francia y España son, en ese orden, los países con menor movilidad social entre generaciones. Esto significa que las posibilidades de que un niño de una familia pobre disfrute de salarios más altos y mejor educación que sus padres son menores en estos países.
El informe Economic Policy Reforms: Going for Growth 2010,encontró que el Reino Unido, Italia y Estados Unidos, muestran la relación más estrecha entre los ingresos de un individuo y los ingresos de sus padres. Es decir, se repite el nivel de renta de los progenitores donde quienes nacieron en familias de altos ingresos siguen disfrutando de ese estatus y quienes lo hicieron en familias de bajos ingresos no logran salir del circulo de la pobreza. La reproducción de esta pauta de desigualdad alcanza al 50% en el Reino Unido, seguida de Italia (48%) y Estados Unidos (47%). En el caso de Francia llega al 41% y en España y Alemania al 32%.
En el extremo opuesto, países como Dinamarca, Noruega, Australia o Canadá, dentro de la docena de países analizados, presentan una mayor movilidad social donde el ingreso de los hijos es independiente del ingreso de los padres. En estos países la correlación del nivel de ingreso es inferior al 20%, destacando Noruega y Australia con el 17% y Dinamarca con el 15%.
De acuerdo a la OCDE las políticas educativas tienen una contribución crucial a la hora de explicar las diferencias. Si los estudiantes de bajos ingresos reciben una mala calidad de educación, solamente se refuerza la reproducción intergeneracional de las desigualdades. La única forma de romper ese círculo es iniciar la educación a una edad temprana que permita desarrollar las competencias cognitivas que servirán para toda la vida. La indicación apunta a invertir en guarderías y jardines infantiles de educación preescolar que disminuyan la influencia del entorno socioeconómico de origen. Esta puede ser la receta para superar la desigualdad extrema.
Imagen | OCDE