El estancamiento de los salarios en los países desarrollados pese al continuo aumento de la productividad confirma que una parte cada vez mayor del ingreso es recaudada por la clase capitalista mientras el porcentaje que reciben los trabajadores sigue disminuyendo. Esto es resultado de la competencia corporativa cicatera y no de la mano de obra barata de China, asegura la Organización Internacional del Trabajo en este informe publicado el viernes.
Los salarios medios de los países desarrollados han crecido sólo un 0,4 por ciento desde el año 2009 a pesar de un aumento del 5,3 por ciento en la productividad de los trabajadores. A nivel mundial, los salarios están convergiendo lentamente hacia la baja, cerrando la brecha con los países pobres. El crecimiento de los salarios en las economías desarrolladas fue un 0,1 por ciento en 2012 y 0,2 por ciento en 2013, mientras que las economías en desarrollo registraron aumentos de 6,7 por ciento y 5,9 por ciento respectivamente.
En Grecia, Irlanda, Italia, Japón, España y Gran Bretaña, los salarios reales cayeron por debajo de los niveles de 2007 en 2013. Italia y el Reino Unido han visto un período sin precedentes de la caída de los salarios reales. En particular, de acuerdo con la Comisión de Salarios, los salarios británicos cayeron en forma más acusada que en ningún momento desde que comenzaron los registros en 1964. En los dos países avanzados con la mayor desigualdad de ingresos, España y Estados Unidos, la pérdida de empleos y recortes salariales representa casi todo el aumento de la desigualdad.
Aumenta brecha de desigualdad
Pero el hecho más devastador del informe es el siguiente: "En general, en el grupo de las economías desarrolladas, el crecimiento del salario real va a la zaga del crecimiento de la productividad laboral en el período 1999 a 2013." Esto significa que a lo largo de este período de 14 años, la proporción de ingreso nacional que va a la clase trabajadora se redujo, mientras que la proporción del ingreso que va al 0,1 por ciento más rico aumentó de manera constante.
El informe de la OIT cita ciertos peligros en las políticas que se están aplicando en Europa: "Si muchos países con estrechos vínculos económicos o dentro de un área geográfica grande (como la Unión Europea) persiguen simultáneamente una política de "moderación salarial ", el resultado será probablemente un déficit en la demanda agregada..." En otras palabras, al reducir los salarios se suprime el consumo y quedan menos compradores de bienes lo que aumenta más el desempleo y potencia la deflación.
Según la OIT, la creciente brecha entre los salarios y la productividad significa que los hogares están recibiendo una "proporción menor del crecimiento económico, mientras que los dueños del capital se están beneficiando más". Este análisis se hace eco de un debate público de este año, en parte impulsado por el libro de Thomas Piketty El Capital en el siglo XXI, que centra su atención en el aumento de la desigualdad en las últimas tres décadas que han acelerado la concentración de la riqueza en el 0,01 por ciento de la población.
"Estancamiento de los salarios debe abordarse como una cuestión de justicia y de crecimiento económico", dice la OIT. "Debido a la desigualdad global es impulsada significativamente por la desigualdad salarial, se necesitan políticas del mercado de trabajo para hacer frente a ella"
El crecimiento de los salarios en las economías emergentes ayudó a empujar hacia arriba la media mundial a 2 por ciento en 2013 y 2,2 por ciento en 2012, por debajo del 3 por ciento antes de la crisis financiera. Pero entre las naciones emergentes hubo grandes variaciones regionales: Asia ha experimentado un crecimiento del 6 por ciento en 2013, frente al 0,8 por ciento en América Latina y el Caribe. Los salarios reales en la región de Asia Pacífico son ahora 2,4 veces más altos de lo que eran en 1999, revelan las cifras de la OIT.
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