Hasta hace unos meses muchos aseguraban que la crisis se batía en retirada y que la resaca post burbuja era cosa del pasado. Se pensaba que los préstamos a la banca por 489 mil millones de euros y 535 mil millones de euros serían suficientes para frenar la recaída e impulsar la economía. Los alcistas ganaban espacio y se imponían con fuerza anotando un triunfo a los líderes europeos que vaticinaban un rápido retorno a la normalidad dado que sus medidas habían sido óptimas.
Ahora se ve que todo aquello no era más que un espejismo. La aparente fuerza arrolladora de ese optimismo desmedido ha chocado con el muro de la realidad ensombreciendo aún más la salida. La crisis está de vuelta, aunque en realidad nunca se ha ido, dado que todas las medidas adoptadas bajo el liderazgo de frau Merkel no han hecho más que agrandar la fosa. Los problemas son mucho más profundos y complejos que lo que se dice, y no han soluciones sencillas, aunque el optimismo transitorio del BCE diga lo contrario.
Europa comienza a mirar de frente la crisis dado que se encuentra atrapada en una cadena de fenómenos adversos que se entrecruzan y se retroalimentan mutuamente. La crisis principal e inicial, es la crisis que envuelve a todo el sistema financiero. Los bancos están en la quiebra y el intento de mantenerlos a flote ha menguado toda la capacidad de respuesta de los gobiernos a los problemas futuros. Los gobiernos a su vez se niegan a reconocer la quiebra total del sistema financiero por el costo social y político que esto conlleva.
Pero las respuestas para enfrentar el problema, como los planes de austeridad y los recortes presupuestarios no hacen más que amplificar las dolencias y arrastrarlas a un plano insostenible en el cual el desempleo es una de sus manifestaciones. A mayor austeridad, mayor desempleo y mayor la contracción que vivirán los países más obedientes a las exigencias de frau Merkel. Por añadidura, los conflictos políticos y el descontento social emergerán con fuerza haciendo aún más inestable todo el entorno. Esto es lo que hemos llamado la espiral de la muerte.
Para España la situación es aún más compleja y lo demuestra el incremento imparable del costo de la deuda pública a través de los CDS (ver gráfica). Esto demuestra que los planes del BCE no han servido de nada y la inyección del billón de euros solo dio un alivio temporal al sistema financiero, que sigue en zozobras. No obstante, el FMI y la UE han advertido a España que su situación complica el rescate de Portugal. España y Portugal tienen un importante intercambio comercial que llega al 25% del PIB. Un empeoramiento de la situación de España implicará un descenso en el comercio de Portugal, lo que acentuará el declive de ambos países. Y el gran problema es que Europa no tiene fondos para rescatarlos a ambos.
En El Blog Salmón | España cae en la trampa de la austeridad y logra batir nuevos récords