Cuando el año pasado se inauguró el nuevo edificio de la prestigiosa London School of Economics, la reina Isabel II de Inglaterra le preguntó a uno de los economistas presentes, ¿Cómo era posible que los expertos en economía no hubieran previsto la crisis?, ¿Cómo nadie advirtió esta caída?. Luis Garicano, uno de los profesores le contestó diplomáticamente que “En cada etapa, alguien confiaba en otro alguien, y cada uno pensó que hacía lo correcto”. La monarca, que no opina sobre asuntos económicos o políticos, describió la situación como “horrible”. Y tiene sus razones: se estima que la familia Windsor ha perdido más de 50 millones de euros con la crisis.
Este hecho, y del cual hablé en Las múltiples advertencias jamás escuchadas, motivó a un grupo de economistas británicos a realizar hace algunas semanas, un seminario sobre la crisis en la Academia Británica, tras el cual se sacó un documento con conclusiones que fue enviado con una carta a la Reina y cuyo contenido fue revelado ayer domingo 26 de julio, según relata el diario británico The Guardian. En él se habla de la psicología de la negación que se apoderó del mundo financiero y político en el período previo a la crisis, y como esta "psicología" actuó como una ceguera frente a los grandes déficit de algunos países, las grandes burbujas de crédito y la especulación bursátil. La acusación va dirigida los "magos financieros" que se negaron sistemáticamente a admitir que las cosas podían salir mal. "Ellos (los magos financieros) lograron convencerse a sí mismos y a todo el mundo, que habían logrado ingeniosas fórmulas para reducir el riesgo de los mercados financieros y domar el ciclo económico".
"Todo el mundo precía hacer bien su propio trabajo, señala el informe, cumpliendo de manera adecuada con sus méritos; pero aquello era un ejemplo de ilusión combinada con arrogancia. El fracaso permitió constatar que sobre toda esa serie de desequilibrios interconectados ninguna autoridad tenía competencia. En resumen, concluye el informe, el hecho de no prever los plazos, el alcance y la gravedad de la crisis, fue el fracaso colectivo de muchas personas tanto a nivel local como global, que no comprendieron los riesgos que el sistema tenía en su conjunto".
La inquietud de la Reina Isabel II es plenamente justificada. Las cifras muestran que Gran Bretaña lleva 15 meses de contracción continuada y, descontando los tiempos de guerra, vive su peor recesión desde los años 30. Por ello, Robin Jackson, director ejecutivo de la Academia Británica, ha señalado que "es totalmente razonable preguntarse por qué no fue prevista esta crisis. Y no podemos decir que nunca más va a ocurrir sino podemos comprender plenamente por qué ocurrió".
Luis Garicano, el economista que respondió a la Reina, concluye el hecho con estas palabras: "a muchos se les pagaba por hacer algo que favorecía sus propios incentivos; pero desde una perspectiva de la sociedad, eso incluía en muchos casos hacer un mal social".
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