Leo en Materias Grises una propuesta curiosa para salir de la crisis, que están comentando con cada vez más fuerza algunos economistas prestigiosos, que además son los que han apoyado las medidas keynesianas. La propuesta es, ni más ni menos, que elevar el objetivo de inflación de los bancos centrales.
Actualmente dicho objetivo está en el 2%, y esto hace que cuando la inflación se controla, los tipos están relativamente bajos. Si viene una crisis, apenas hay margen para bajarlos y llegamos al planeta ZIRP, y por tanto hay que usar estímulos fiscales para salir del atolladero, cosa que suele ser impopular por un lado y por otro deteriora gravemente las cuentas públicas.
Si tuviéramos un objetivo de inflación algo más alto, por ejemplo un 4%, habría más margen para bajar los tipos ante una crisis. Además, tener una inflación más alta permite que las grandes deudas tanto del sector público como del privado que hay en la actualidad desaparezcan más rápido por la depreciación del dinero. Y también es más fácil que los salarios de un país bajen si se han disparado, sin tener que pasar por el desempleo: una simple congelación y en pocos años la bajada es un hecho.
Todo parece perfecto, pero por supuesto los bancos centrales no lo ven nada bien. Y es que dejar que la inflación se desate un poco es peligroso. No hay que olvidar que las grandes tragedias económicas que puede tener una inflación más alta. Por un lado puede traer paro, ya que el objetivo de rentabilidad de las empresas tiene que ser mayor y eso es difícil de conseguir. Por otro, si se descontrolara la inflación, la estabilidad a la que estamos acostumbrados desaparecería, con gran perjuicio para los ahorradores. Y por último, un objetivo de inflación más alto unilateralmente atrae capitales, por los tipos de interés más altos, con lo que la moneda se aprecia y perjudica las exportaciones.
En definitiva, una medida polémica, que puede traer ciertos beneficios, pero a mi juicio arriesgada. ¿Quien quiere ser el primero en experimentar?
Vía | Materias Grises