Mientras las pantallas de cine aguardan el estreno de Enemigos públicos, con la leyenda de Dillinger y sus míticos asaltos a bancos en los años de la Gran Depresión, un escándalo sin precedentes se cierne en Islandia con el asalto realizado al Banco Kaupthing, por sus propios dueños y accionistas. Hay claras asimetrías con el caso de John Dillinger, pues mientras éste robaba en una suerte de Robin Hood, a punta de disparos, golpizas y sangre, para dar algo de bienestar a los más débiles, el saqueo al Banco Kaupthing fue de una elegancia y frialdad digna de los funcionarios de cuello blanco que la realizaron. Si estamos ante un nuevo fraude de grandes proporciones, es cosa que se dirimirá en las próximas horas o días.
Los hechos comenzaron a ser detectados el fin de semana, cuando en el sitio Wikileaks.org se publicó un expediente de 210 páginas con un nutrido análisis de 205 compañías que recibieron préstamos del Kaupthing Bank por varios miles de millones de euros, una semana antes de la quiebra que obligó a la nacionalización por parte del gobierno de los tres principales bancos de ese país.
Mientras un equipo investiga los detalles que llevaron a la filtración del expediente por internet, hay otro que sigue los hilos de esta gran estafa cuya gran base de clientes está en el Reino Unido, quienes aprovechaban las condiciones de paraíso fiscal que tiene la isla del Atlántico Norte.
El documento detalla las operaciones de préstamos vinculadas a los directores del Kaupthing, así como a sus principales accionistas por varios miles de millones de euros, con pocas o nulas garantías. Kaupthing es uno de los tres bancos (los otros son Landsbanki y Glitnir) que fueron nacionalizados por el gobierno islandés tras su quiebra en octubre del año pasado.
Los documentos muestran que los préstamos más altos, por un total de 6.400 millones de euros (mucho más que todo el presupuesto estatal de Islandia) se le concedieron a empresas pertenecientes a los propios accionistas del banco, sin garantías de ningún tipo y a pocos días que el banco fuera nacionalizado. Nacionalización que, como de costumbre, mantuvo a muchos de sus ejecutivos en su lugar, quienes a principios de esta semana amenazaron a Wikileaks por haber divulgado la información:
“Toda esta información es muy sensible y confidencial y está sujeta al secreto bancario irlandés. La divulgación de esta información está prohibida y castigada con pena de prisión de acuerdo a la legislación de Islandia”.
Varios organismos públicos han recibido orden de silenciar el caso, lo que ha despertado la indignación de la gente y de los medios de comunicación de Islandia. Esto llevó a que la Primer Ministro, Johanna Sigurdardottir hiciera una declaración pública ayer, para contener la ira masiva.
“No es posible que en la actual situación que vive nuestra sociedad, donde todo debe ser abierto y transpartente, exista el secreto bancario para ocultar los abusos del mercado”.
El gobierno islandés se ha comprometido a revisar la legislación sobre el secreto bancario, probable génesis del actual cancer financiero. Su metástasis, es la enorme deuda que tiene Islandia y que equivale a diez veces el valor de su Producto Interno Bruto.
Más información | The Guardian, Daily Telegraph, Le Monde
Imagen | Unhindered by Talent
En Nación Red | Wikileaks