Durante las últimas décadas, uno de los principales motores de la prosperidad económica mundial fue el aumento de la deuda y de la estructura financiera del esquema Ponzi. Gran parte del crecimiento producido desde los años 80 pero, sobretodo, desde los años 90, estuvo impulsado por las generosas líneas de crédito que los gobiernos, las empresas y los consumidores emplearon siguiendo ese esquema. Pues bien, el colapso del esquema ponzi y de su banca en las sombras, ha comenzado a hundir a Estados Unidos.
Con el esquema ponzi, una gran cantidad de personas estiraron la deuda hasta esos límites asfixiantes que la reventaron. Para muchos, el endeudamiento permitió la mayor fiesta en la tierra, tal como aquella de “los años locos”, nombre que se da a ese período de derroche desatado en los años 20 del siglo pasado, y que terminó abruptamente con la Gran Depresión iniciada en 1929. En aquellos rugientes años, el optimismo de inventos como el avión y la radio generaron un nivel de endeudamiento colosal destinado más al derroche que a las inversiones. De ahí que una de las causas de aquella crisis se le endosa al frenazo que se le dio al crédito y al fuerte incremento en la tasa de interés establecido por la Fed como una manera de contener el despilfarro. Ya sabemos como terminó aquello, cuando la economía entera se desplomó y tomo diez años y una guerra mundial para recuperarse.
Hoy las cosas son terriblemente similares. El sistema económico basado en la deuda se hizo enormemente dependiente de ella hasta crear un sistema de economía paralela que, desde las sombras, nos engullía a todos. Solo que la Fed de Nueva York tardó mucho tiempo en tomar en serio ese problema de la banca paralela, descubriendo que antes de que estallara la crisis, en julio de 2007, los pasivos de la banca en las sombras eran dos veces los pasivos de la banca real, un 70% del PIB mundial.
Por eso que esta crisis es tan seria y tiene aún para largo. Por eso que no se sorprenda que el dólar siga deslizándose hacia abajo. Es lo que viene. Como señalamos en algunos artículos, la fijación del yuan al dólar fue su único sostén en los últimos dos años. Sin embargo, una dosis más de ese mismo veneno, el endeudamiento, puede ayudar a resolver las cosas si se aplica con rigor en la generación de empleo. No hay manera de hacerlo y el empleo es lo único que puede impulsar la demanda y comenzar a mover la maquinaria de la economía real.
El colapso de la banca en las sombras tiene a la primera economía del planeta paralizada: el desempleo oficial está en el 10% (el real se empina en el 17%); las ventas minoristas se han desplomado; y las ventas de propiedades han caído a su nivel más bajo en 50 años. Estados Unidos se enfrenta a un déficit público de 1,6 billones de dólares, una deuda pública de 16 billones de dólares, y una deuda total que llega a 60 billones de dólares.
Con estos datos no hay sistema que funcione, más aún si ha sido para vicios y derroche masivo. Estados Unidos está en las primeras etapas de una implosión financiera que hará historia. Desde fines del año pasado, Europa vio como los mercados se obsesionaron con la crisis de la deuda soberana de los países europeos. Pues bien, ahora entramos en una nueva fase: las campanas de alarma del gran buque de la economía global, que comienza a irse a pique.
En El Blog Salmón | El tsunami de tinta roja y la deuda “indevolvible”, El esquema ponzi de las finanzas globales