El FMI y los líderes financieros del mundo no llegaron a un acuerdo sobre la forma de contener la oleada creciente del conflicto de divisas que amenaza con socavar la cooperación mundial en la recuperación económica. De esta forma la reunión que sostuvieron el FMI y el Banco Mundial junto a los ministros de finanzas y banqueros centrales de 187 países vivió un rotundo fracaso.
A pesar de las fuertes presiones de Estados Unidos, la reunión anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial que se realizó ayer en Washington no tuvo éxito en la implantación de sanciones contra China para obligarla a un rápido y significativo repunte en el valor de su moneda, el renminbi. El tema fue aplazado para la reunión que los líderes del G-20 sostendrán en Seúl, la capital de Corea del Sur el próximo mes.
Sin embargo, los ministros y banqueros centrales realizaron un llamamiento al FMI para desempeñar un rol más importante en el seguimiento de las políticas monetarias de los países y vigilar la forma en que afectan a los otros países y evitar la agudización de los desequilibrios. Este pedido demuestra que las políticas del FMI han sido siempre tardías y extemporáneas, y que así como no pudieron prevenir la burbuja de crédito de las políticas monetaras laxas, tampoco desempeñaron un rol de supervisión clave en la ocurrencia de los fuertes desequilibrios en las paridades monetarias.
Por eso que parte importante de la reunión se centró en la emisión de moneda y en el valor relativo de los tipos de cambio. La alta tasa de desempleo en los Estados Unidos, ha obligado a la administración del presidente Obama a intensificar los pedidos para que China revalúe su moneda, en la esperanza de que una devaluación del dólar puede aumentar las exportaciones estadounidenses y ayudar a crear puestos de trabajo. Pero esa medida no ayuda en nada a la economía, pues las políticas monetarias sólo han creado el caos.
Una prueba de la vanalidad de estas políticas, es que el lento crecimiento en Europa y Estados Unidos ha hecho fluir los capitales hacia las economías de más rápido crecimiento como India, Brasil y Corea del Sur, ejerciendo con ello una presión al alza sobre sus monedas y alejándolas del dólar. Como respuesta, algunos de estos países han esterilizado los efectos monetarios con medidas proteccionistas inyectando grandes cantidades de dinero. En un solo día, Japón inyectó 20.000 millones de dólaras para evitar la apreciación del yen japonés.
El FMI reconoció su incapacidad para luchar contra el proteccionismo y sólo pudo señalar que en el futuro trabajará hacia un patrón más equilibrado de crecimiento en el cual se analizarán con gran atención los casos de países con superavit y déficit. Hay que recordar que durante décadas, el FMI respaldó las políticas de superávit de balanza de pagos, generando el concepto de acumulación de reservas como deseable para los países. Esta idea está en el fondo de la generación de los desequilibrios actuales y fue ampliamente respaldada por el Consenso de Washington desde los años 90. Esta es una de las razones por las cuales el Consenso de Washington entró en crisis.
En El Blog Salmón | Cómo y por qué estamos en una guerra mundial de divisas, FMI y Banco Mundial buscan una tregua en la “guerra de divisas”