Aunque ha habido una fuerta campaña por señalar que Estados Unidos no es Grecia y entregar una imagen de solvencia y pujanza económica, lo cierto es que muchas ciudades de Estados Unidos están siguiendo el mismo derrotero de Grecia, como California y Nueva York. La situación de Estados Unidos, como lo hemos señalado en este blog, es dramática. De ahí el peligro por el hundimiento del dólar, y la enorme volatilidad de los mercados (las bolsas siguen en picada).
Un informe publicado por Michael Pollaro en Minyanville.com, reconoce que la situación financiera de Estados Unidos es muy similar a la de los llamados países PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España). En su análisis, publica varias gráficas que dan cuenta que Estados Unidos no tiene nada que envidiar a los PIIGS, aunque las agencias de calificación de riesgo digan otra cosa.
Producto de una de las mayores crisis financiera de la historia, los países PIIGS se han visto enfrentados a enormes desequilibrios. Disminuyen los ingresos públicos y aumentan los gastos por las subvenciones que debe asumir el Estado. Esta brecha (transitoria en las crisis convencionales) al prolongarse en el tiempo eleva los riesgos de impago de los países. Hasta el momento, Estados Unidos ha debido socorrer fuertemente a los Estados deficitarios como California y Nueva York. Pero este socorro está a punto de agotarse.
La capacidad de un país para pagar sus cuentas se reduce en última instancia a la capacidad de sus ciudadanos para producir ingresos lo suficientemente altos que permitan pagar esas cuentas. El incremento de la relación déficit/PIB y deuda/PIB, tanto en los países PIIGS como en Estados Unidos, nos muestra la cruda realidad de esta incapacidad de pago, y por qué la UE ha creado su aún incomprendido plan de estabilización.
Esta incapacidad de pago nos demuestra que la crisis ya no es solo de liquidez, sino que ha pasado a ser una crisis de solvencia. La liquidez se refiere a la capacidad de enfrentar las obligaciones de corto plazo, es decir, de contar con el suficiente efectivo para cancelar los vencimientos inmediatos. La teoría convencional asumió desde un principio que la crisis era de liquidez. Por eso, para Bernanke y todos los banqueros centrales, bastaba con tirar la plata en helicóptero, inyectando cuantiosas sumas de dinero fresco en el mercado. Sin embargo, lentamente nos vamos dado cuenta que estamos ante una crisis de solvencia, en la cual los países y sus ciudadanos no son capaces de generar los recursos suficientes para hacer frente a las obligaciones de mediano y largo plazo.
Es importante señalar que una crisis de liquidez no necesariamente implica una crisis de solvencia. Pero en la crisis actual tenemos ambas. Por eso, como lo señala Hyman Minsky, hasta los inversionistas tipo uno se ven en dificultades de pago. En el último informe del FMI Global Financial Stability Report, se advierte que el mayor peligro lo constituyen ahora las economías avanzadas, que deberán seguir por una situación de alto endeudamiento durante los próximos años, dado que la economía no está produciendo lo que requiere para su mantención. Y Estados Unidos, al ser la mayor economía del planeta, es el epicentro del conflicto. Esta es una situación muy fea y que deja abierta la posibilidad de que todo se vaya entre las manos.
Más información | Minyanville.com, FMI Global Financial Stability Report
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