En 1974 el economista estadounidense Hyman Minsky advirtió que los ciclos económicos podían significar una bomba de tiempo si el sistema financiero se descontrolaba. Seguidor de Keynes, y enemigo de las desregulaciones que por esos años comenzaba a promover Milton Friedman, Minsky advirtió que la economía podía ser arrastrada al abismo si los gobiernos no construían sólidas defensas para la estabilidad financiera.
Minsky advirtió que en tiempos de prosperidad se desarrolla una euforia especulativa que hace aumentar el volumen de crédito hasta que los beneficios producidos colapsan y no pueden pagar la deuda. Y este momento del impago es el que desata la crisis financiera por una reacción en cadena de quiebras bancarias y emprsariales. El resultado es una contracción del préstamo, incluso para aquellas empresas o personas que sí pueden pagar, producto del shock de una economía que entra en colapso. Hace 35 años, Hyman Minsky señaló lo siguiente:
“Una característica fundamental de nuestra economía es que el sistema financiero oscila entre la robustez y la fragilidad, y esa oscilación es parte integrante del proceso que genera los ciclos económicos.”
Ridiculizado por Friedman y Hayek, quienes a la postre ganaron el premio Nobel y tomaron las riendas del mundo, este keynesiano radical argumentaba que dichas oscilaciones con sus auges y caídas eran inevitables en una economía de mercado, a menos que los gobiernos intervinieran fuertemente para evitar el descontrol excesivo. Por ello se opuso tenazmente a las desregulaciones que marcaron la tónica de los años 80. Pero nadie quiso escuchar sus advertencias.
Minsky murió en 1996, un año antes que comenzara a cumplirse su pronóstico con la crisis asiática, hoy considerada un breve prolegómeno de la crisis actual. Uno de sus principales aportes teóricos fue su Hipótesis de la Inestabilidad Inherente, fundamentada en la fragilidad de los mercados financieros. Según él, los períodos largos de estabilidad económica llevan a los inversionistas a asumir riesgos en forma creciente y a los bancos y empresas a apalancarse en forma excesiva. Por ello desarrolló su idea de tres tipos de empresas:
<p>* La <strong>empresa cubierta</strong>: aquella cuyo flujo de caja permite pagar las deudas contraidas y enfrentar el costo de la deuda y gradualmente amortizar el capital de la misma.</p>
<p>* La <strong>empresa especulativa</strong>: aquella cuyo flujo de caja permite pagar los intereses de la deuda, pero no amortizar el capital. Este tipo de empresas requieren constante refinanciamiento.</p>
<p>* La <strong>empresa “Ponzi”</strong>: aquella cuyo flujo de caja no permite ni siquiera pagar los intereses de la deuda. Este tipo de empresas requiere aún más financiamiento y reproduce en el tiempo la espiral de la deuda. </p>
El predominio de las primeras implica un sistema financiero robusto, pero el de las últimas un sistema financiero frágil. Cuando la tasa de interés es inferior a la tasa de beneficio las empresas experimentan la tendencia de cambiar progresivamente del tipo cubierto al tipo Ponzi. Todo sistema financiero robusto, según Minsky, experimenta una tendencia natural a convertirse en un sistema financiero frágil (ponzi), debido a los incentivos que supone el endeudamiento cuando la tasa de interés es baja: mayor rentabilidad, posibilidad de inversión y revalorización de activos. La fase de euforia suele ir acompañada de sobrevaloración de activos, fuerte apalancamiento y rápidas operaciones de compraventa.
En un contexto inicial de crisis, las empresas cubiertas pueden enfrentar sus pagos, pero las empresas especulativas y Ponzi sufren un colapso por la contracción del crédito (credit crunch) que comienza a desestabilizar todo el sistema. Los valores entran en un ciclo de gran volatilidad y muchas empresas se ven obligadas a vender sus activos más productivos para encontrar liquidez. Frente al desarrollo de los sofisticados instrumentos financieros para crear liquidez, Minsky señaló que constituían un gran riesgo para la estabilidad global por la dificultad de su control dado que la espiral de optimismo amplia la burbuja de endeudamiento y profundiza el colapso financiero. ¿Le resulta conocido todo ésto? Por algo Minsky es el economista del momento.
Imagen | Adam_T4