Las agencias de calificación o rating son aquéllas sociedades independientes de los Gobiernos que evalúan la calidad de la deuda de los Estados y las grandes empresas. Estas agencias analizan constantemente distintos parámetros financieros (solvencia, nivel de endeudamiento, ingresos recurrentes, capacidad de financiación, etcétera) sobre sus evaluados, y determinan una calificación de los mismos y por ende, la calidad de su deuda para que los inversores se puedan guiar de cara a tomar sus decisiones de inversión y/o financiación.
Tanto para una empresa como para un Estado, el poseer una calificación u otra puede marcar mucho su futuro financiero. Si la calificación financiera es buena, el acceso al crédito es mucho más rápido, fácil y a un coste menor, en cambio, si la calificación otorgada no es muy favorable, ocurre todo lo contrario. Pudiendo ser un ejemplo de esto lo ocurrido a la deuda del Estado griego y los problemas financieros y de credibilidad que se le están planteando.
En la actualidad, la deuda del Estado español, ostenta la calificación de AA+ (S&P), una "buena nota", pero dadas las circunstancias económicas por las que atravesamos derivadas de la coyuntura recesiva y la senda que estamos siguiendo para salir de la misma, algunas de estas agencias, se están planteando recalificar nuestra calidad crediticia, habiendo puesto nuestra calificación en perspectiva negativa.
Es curioso, como en otros muchos aspectos, que cuando las cosas funcionan, es decir, que la opinión del mercado (la de las agencias de rating) nos favorece, el Gobierno no para de elogiar la bondad y la necesidad de que existan este tipo de agencias. Pero cuando esta relación no es tan amistosa, en lo que a opiniones se refiere pasa todo lo contrario. Hace unos días, nuestro presidente J. L. Rodríguez Zapatero y su equipo económico, han empezado a transmitir por activa y por pasiva que dichas agencias no son muy relevantes de cara a transmitir la realidad financiera.
Indudablemente, la metodología que siguen las agencias de rating de cara a realizar sus valoraciones es discutible, al igual que la posibilidad conocida de que existan intereses económicos, políticos y de credibilidad. Pero lo que no podemos admitir como ciudadanos y agentes económicos, es que existan personas que crean que la sociedad vive en la ignorancia, y que además piensen que se evalúe la bondad o la fatalidad de estas agencias en función de la valoración oportunista que le otorgue el Gobierno de turno.
En El Blog Salmón | Las empresas de Rating, todavía siguen, no lideran, Todos los Rating deben bajar Imagen | gpaumier