Después de la crisis de confianza internacional de las últimas semanas acerca de la capacidad de España para gestionar la crisis económica, que hizo que las negociaciones de deuda española en el mercado secundario llegaran a ser 100 puntos básicos más caras que la deuda alemana, España ha logrado colocar deuda pública sin problemas.
Primero, ayer hubo una emisión de letras a corto plazo (10 y 18 meses), lo cual no es muy significativo. A corto plazo no parece probable que España tenga problemas para pagar la deuda pública. Pero hoy ha habido una emisión de bonos a 15 años, que es otro cantar.
Sin embargo la colocación ha sido un éxito. La deuda emitida, 5.000 millones de euros, es muy inferior a la demanda que hubo, de 12.000 millones. Y además con un diferencial no mucho más alto de lo que cotiza en el mercado secundario, apenas 12 puntos básicos más. Esto demuestra que los mercados siguen confiando en la deuda española.
Mañana habrá emisiones de obligaciones a 30 años, y por la experiencia de los últimos días, no parece que vaya a haber sorpresas. La confianza internacional ha vuelto, si es que alguna vez faltó. Y es que, aunque las cuentas públicas se deterioran a mucha velocidad, el problema de España está más en lo privado que en lo público. En los últimos 15 años, mientras el Estado hacía sus cuentas bien, los particulares y empresas se endeudaban como si no hubiera mañana.