Esta semana hemos visto los resultados de los bancos españoles, y podrían tacharse de bastante malos. Niveles de beneficios muy bajos, e incluso pérdidas (el banco Popular ha presentado unas pérdidas de 2.461 millones de euros, la primera vez en su historia). Podríamos pensar que esto es catastrófico, pero realmente estamos ante el primer paso para la solución definitiva de los problemas del sector.
Estas pérdidas que están reconociendo ahora son del pasado. Desde 2007 ya sabíamos que el ladrillo estaba sobrevalorado en España y los bancos (y en general las empresas) no han querido reconocer pérdidas en sus balances. Ahora parece que por fin lo están haciendo, vía decretos y por presión de Europa.
Este es el primer paso para la solución del problema, reconocer en los balances la realidad. Otro tema es si el reconocimiento total de estas pérdidas es soportable por nuestro sistema financiero. Está claro que en las cajas no lo ha sido y por ello han necesitado dinero público, pero para los bancos que aún quedan supuestamente solventes esto está por ver.
El problema de todo esto es que vamos, como siempre, tarde. Tardamos en reconocer que nuestro sistema financiero estaba mal, tardamos en tomar la decisión de rescatar o liquidar y ahora tardamos en reconocer la situación real. Casi seis años perdidos.
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