Alguna vez he oído que, en relación con la ludopatía, lo peor que te puede pasar es tener suerte. O creer que la tienes. Su explicación y experiencia eran sencillas. Alguien que no haya jugado nunca, y que, por mero pasatiempo, por mera casualidad, pruebe, sera muy desafortunado si resulta agraciado. La aparente contradicción se solucionaba con su impresión de que dicho golpe de fortuna contribuía a enganchar, a fomentar, la pasión por el juego. De algún modo, y enlazo aquí con aquel post sobre la causalidad y la casualidad, la persona cree tener su destino totalmente en sus manos, llámese karma, método o designio divino. Más o menos como pasa con las víctimas de los trileros.
No soy partidario, en lineas generales, de comparar la Bolsa y el juego. Pero me ha venido a la mente dicha imagen cuando he llegado, a través de un post de Diario de Nunca Jamás, al artículo de El País titulado Las Brokers de Monforte. Nos hablan de un grupo de chicas, estudiantes de Secundaria, han ganado un concurso de Bolsa impulsado por Fundación Caixa Galicia, donde han participado miles de estudiantes. Y el periodista remarca la noticia de como, en medio del crash bursátil, lo han hecho obteniendo una revalorización de su cartera virtual de más de un 60%. ¿Impresionante? Si, y me alegro mucho de que se impulse la formación financiera en las aulas, pero me da pena que el periodista no matice adecuadamente las informaciones, o que alguna de las chicas no sea consciente de lo que ha pasado.
Creo que esto último es más improbable, pues la portavoz del grupo reconoce que su exitosa rentabilidad se debe al episodio antibajista de Volkswagen. Os recuerdo que Porsche puso en desbandada a los inversores bajistas sobre VW que estaban especulando a la baja, provocando una revalorización de la acción de la firma, que la coloco, al menos temporalmente como la empresa más grande, vía valoración bursátil, del mundo. Quizás esté equivocado, pero dudo mucho que estas chicas manejasen información que los profesionales bajistas no tuviesen (cosa que a alguno de ellos le costo la vida).
De no haber ocurrido eso, y viendo las carteras de valores que manejan, intuyo (y es solo intución) que las perdidas serían cuantiosas. Muy fuertes. Y entonces ese halo alrededor de las brokers de Monforte no existiría. Por tanto, y creo que ellas han de darse cuenta, ha sido en esencia el puro azar lo que les ha llevado a ese resultado, y las mejoras enseñanzas no las obtendrán de esa gloriosa operación fortuita, si no de los numerosos fracasos que habrán experimentado con los otros valores. Es sumamente revelador el siguiente párrafo de este artículo:
En cierta ocasión, un periodista novel tuvo la oportunidad de entrevistar a un empresario de éxito; estaba nervioso y su primera pregunta fue un tópico: ¿Cómo ha llegado hasta aquí?, ¿cuál es el secreto de su éxito? El empresario contestó: Se lo resumiré en dos palabras joven: Decisiones acertadas. El periodista pensó que aquel empresario había sabido condensar toda su experiencia vital en dos palabras y, ni corto ni perezoso, formuló su segunda pregunta: ¿Pero cómo ha llegado a tomar las decisiones acertadas? El empresario fue aún más escueto: Experiencia. El periodista no salía de su asombro, toda una vida resumida en una sola palabra; eso sí era verdadera sabiduría. Ante esta tesitura decidió plantear la tercera y última de sus preguntas: ¿Cómo ha conseguido la experiencia? El empresario se dirigió al joven periodista y dijo: Decisiones equivocadas.
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