La noticia de que Joao Barroso había sido fichado como presidente no ejecutivo de Goldman Sachs que se conoció el pasado sábado apenas había hecho ruido mediático hasta ayer. Cuando todavía no ha pasado ni una semana, Francia ha hecho un movimiento casi histórico. El responsable de Asuntos Europeos en el Ministerio de Exteriores galo, Harlem Desir ha interpelado directamente al que fuera presidente de la Comisión Europea hasta octubre de 2014, para pedirle que renuncie a ese cargo y ha calificado su nombramiento de "escandaloso". No, no es normal que ningún país ose enfrentarse al todo poderoso banco de inversión Goldman Sachs y mucho menos para criticar una práctica que lleva años realizando con toda impunidad: la de contratar a políticos para colocarlos en puestos de relevancia en su staff y viceversa.
Los temores de Francia están más que fundados. Apenas 18 meses y ocho días después de salir de la Comisión Europea, Barroso se ha convertido en presidente no ejecutivo de Goldman Sachs. Eso le coloca en la privilegiada posición de decidir los designios de la Unión casi con más poder que en su antiguo puesto. Si fuera necesario, en sus manos estarían temas tan dispares como apostar contra la deuda pública de cualquiera de los países de la Unión Europea, financiar algún pequeño banco italiano o dejarlo caer y prender una nueva mecha en los mercados financieros; e incluso inflar o desinflar el valor de materias primas cómo el petróleo. Entre sus tareas hasta podría estar la de influir en alguna de las leyes para controlar los mercados financieros que empezaron a cocinarse bajo su propio mandato y todavía no están aprobadas.
Todo eso y mucho más podrá hacer Barroso al frente de Goldman Sachs, porque este banco que nació en Manhattan en 1869 es mucho más que un banco. Es "El banco que Gobierna el mundo". Así lo definió el broker Alessio Rastani en una conflictiva entrevista en la BBC en 2011, que el Blog Salmón analizó en profundidad. Ésta se hizo viral porque en ella reconoció que tanto él como los gestores más avezados de los bancos de inversión llevaban años soñando con los beneficios que les iba a reportar la crisis financiera.
Goldman es también el “vampiro chupador” que succiona todo lo que huela a dinero a su alrededor, según el artículo publicado por Matt Taibbi en Rolling Stone en 2010, en el que explica sus técnicas de ganar dinero.
Estos banqueros de origen neoyorquino han llegado a ser descritos como una "secta" o, incluso, una religión financiera por el periodista de Le Monde Marc Roche, en su libro "El Banco" “La fidelidad al banco es casi una religión”, asegura el periodista francés de origen belga quien también describe que los empleados y ex empleados del banco responden a prácticas sectarias formando una tupida red de conexiones entre los principales puestos de poder financiero del planeta. Roche llega incluso a citar una frase que atribuye a Lloyd Blankfein, director general de Goldman Sachs, en la que asegura que comentó: “Hago el trabajo de Dios”.
El nombramiento de Barroso es el último ejemplo de esa estrategia. La lealtad de los empleados de Goldman estén o no en nómina del banco es fruto de una extrema política de promoción interna que, como explica, Roche solo permite a los más excelentes avanzar hasta las cúpulas. Y que, sobre todo, crea unos lazos que nunca se rompen. Gracias a ellos, a Goldman se le atribuye más poder a nivel mundial que a cualquier gobierno del planeta. Los chicos de oro pueden quitar y poner presidentes en países sin necesidad de ningún proceso electoral de por medio (la Grecia de 2010 y la Italia de 2011 son claros ejemplos). También son capaces de diseñar decisiones políticas en beneficio propio (no hay nada más que ver el esquema ideado para rescatar a la banca de EEUU tras el estallido de la crisis financiera en 2008).
Ese gran poder convive, como hemos visto durante la última crisis, con las continuadas acusaciones de ser los culpables de algunas de las mayores aberraciones financieras de los últimos tiempos: como el diseño de las estrategias para camuflar la deuda griega ante las autoridades europeas durante el proceso de constitución de la zona euro; y luego apostar con toda intensidad para hundir los bonos griegos en los mercados. O diseñar las complicadas estructuras de derivados que inflaron la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos y más tarde recibir un suculento y rápido rescate público, además de lucrarse con parte del rescate de la aseguradora AIG.
El estallido de la crisis financiera sirvió para desenmascarar esas perversas estrategias, que algunos analistas han llegado a definir como "deriva organizacional". Según la cual, tras la salida a bolsa del banco en 1999 , aparcó sus tradicionales principios éticos para centrarse en impulsar el crecimiento y los beneficios para sus accionistas por encima de cualquier otro criterio.
Este es el proyecto de Goldman Sachs. En pocas palabras, se trata de abrazar a los gobiernos cercanos. Cada área de negocio trata de avanzar sus intereses con los reguladores que pueden obstaculizarlos y con los políticos que les pueden dar un impuso: una rebaja de impuestos, por ejemplo. Pero esto no es un mero esfuerzo de lobby. Goldman está ahí para proporcionar a cambio asesoramiento para los gobiernos, para proporcionar financiación, para enviar a sus empleados a realizar tareas ene el ámbito de las adminstraciones públicas y para ofrecer lucrativos puestos en sus oficinas a las personas que salen de esos gobiernos. El proyecto consiste en crear un profundo intercambio de personas, ideas y dinero hasta tal punto que es imposible ver la diferencia entre el interés público y el interés de Goldman Sachs.
Con estas palabras define el* modus operandi* de Goldman Simon Johnson. El que fuera director del Servicio de Estudios del FMI hasta horas antes de la caída de Lehman Brothers publicó, en mayo de 2009, un ensayo demoledor titulado El Golpe de Estado Silencioso. En él explicaba como los grandes banqueros estadounidenses habían tomado el poder de las instituciones y cómo los hombres de Goldman Sachs estaban afincados en La Casa Blanca mientras los presidente de uno y otro partido iban y venían.
"Para los empleados de Goldman Sachs, incorporarse al servicio público cuando abandonan la firma ha pasado a ser algo así como una tradición", asegura este financiero. Ciertamente la lista de los cargos políticos y máximos directivos de organizaciones y empresas internacionales que han ido y venido a la nómina de Goldman procedentes de cargos públicos de todo el planeta es tupida y extensa. Incluso en la Wikipedia, puede encontrarse una entrada específica dedica a ex Goldman en puestos de poder de instituciones financieras, políticas, empresas y, por supuesto, también Estados.
¿Quién ha cruzado la puerta giratoria?
Las reticencias de Francia parecen más que justificadas. Durante la crisis fueron muchos los medios de comunicación que denunciaron que la definida estrategia de Goldman estaba atacando directamente al corazón de Europa. Uno de los más incisivos fue The Independent que ya en 2011 publicó una infografía con los hombres de Goldman al mando de Europa que se ha convertido en un gran clásico a la hora de hablar de este tema.
En el artículo que acompaña a este gráfico, Stephen Foley se preguntaba. ¿Qué precio tiene la nueva democracia? La respuesta no es difícil de adivinar. Nos hacen creer que elegimos a nuestros representantes, pero lo cierto es que gane quien gane unas elecciones ellos ponen las reglas. En España tuvimos un claro ejemplo de esta influencia en mayo de 2010 cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se plegó a las exigencias de los llamados "mercados". En aquella época, como ahora, Europa estaba plagada de "chicos de oro". Entre los más conocidos están:
Mario Draghi: El actual presidente del Banco Central Europeo es uno de los ejemplos más emblemáticos de la política de puertas giratorias de Goldman. Había trabajado en el Banco Mundial y había sido el director general del Tesoro italiano cuando, en 2002, Goldman Sachs International lo ficha como director general. Apenas tres años después vuelve al sector público para ocupar el cargo de gobernador del Banco Central italiano. A Draghi se le sitúa a la cabeza del equipo de Goldman que diseño los complejos derivados financieros que permitieron al Gobierno griego de Kostas Karamanlís, camuflar sus debilidades financieras y cumplir con los criterios de entrada en el euro.
Lucas Papapedemos. Fue gobernador del Banco Central de Grecia desde 1994 hasta 2002, mientras Grecia trataba de camuflar sus debilidades financieras a Europa. Con ese secreto bajo su brazo pasó a ser vicepresidente del Banco Central Europeo. Y en noviembre de 2011, cuando Europa había constatado que el primer rescate a Grecia no funcionaba y se había desactivado la intención del Gobierno griego de consultar en Referedum si asumir o no las imposiciones de la Troika, Papademos fue designado como primer ministro, al mando de un gobierno transitorio de coalición nacional. Por su puesto, sin ninguna consulta democrática de por medio.
Petros Christodoulou: Fue director general de la Agencia de Deuda Pública griega entre 2010 y 2012. Este experto financiero no sólo había trabajado en Goldman Sachs, sino que** en 2006 era el responsable de Mercados y Banca Privada del Banco Nacional de Grecia, la entidad privada que a partir de ese año gestionó el swap griego diseñado por Goldman Sachs,** a través de una cuenta en Delaware (EEUU), un territorio considerado un paraíso fiscal.
Mario Monti: Es otro de esos políticos que ha saboreado las mieles de estar cerca de Goldman. Tras destacar en varios puestos de poder en el marco de la Unión Europea, ser miembro de la directiva del poderoso lobby financiero Club Bilderberg, además ocupar diversos cargos en la Administración italiana, el banco neoyorkino lo ficha como asesor a principios de siglo XXI, en pleno proceso de ocultación de la deuda griega. Después, cuando las debilidades provocadas por el estallido de esa crisis afectaron a Italia, Monti fue designado a dedo primer ministro italiano en el gobierno de transición entre noviembre de 2011 y abril de 2013. Monti no es el único ex Goldman que ha dirigido los designios de Italia, también Romano Podri ostentó ese cargo en dos mandatos, el último entre 2006 y 2008 después de ser Presidente de la Comisión Europea entre 1999 y 2004.
Antonio Borges: En octubre de 2010, otro exejecutivo de Goldman Sachs Internacional en los momentos más delicados de su trabajo para Grecia pasó a ocupar un puesto clave para solucionar los problemas de la zona euro. Era el político portugués Antonio Borges quien dirigió la delegación europea del Fondo Monetario Internacional hasta noviembre 2011. Es decir, el organismo encargad de diseñar junto a Bruselas el segundo de los rescates griegos.
Aunque no está en la infografía de El Independent, a ésta habría que añadirle una nueva foto, la de Mark Carney Este economista canadiense actual gobernador del Banco de Inglaterra es uno de los cachorros más aventajados de Goldman, banco en el que comenzó su carrera. Tras dejar el banco estuvo a cargo del Ministerio de Finanzas canadiense y más tarde fue subgobernador primero y gobernador después del Banco Central de aquel país. Su nombramiento en el Banco de Inglaterra en 2012 fue tomado como un intento de Goldman de posicionarse ante posibles debilidades financieras de Gran Bretaña en el futuro. Pensar en un Brexit tal vez sea demasiado aventurado. Pero lo cierto es que ahora el banco tiene una excelente conexión. Carney era empleado de Goldman cuando el banco se vió implicado en la crisis financiera que colapsó Rusia en 1990.
Más allá de Europa
Pero Europa apenas es uno de sus puntos de interés la red de influencias de Goldman se extiende por todo el planeta, como se puede ver en un impactante gráfico que publicó en 2011 Lainformacion.com
En él están también identificados algunos los Goldman boys a los que se les atribuyen grandes responsabilidades como incitadores de la crisis financiera mundial como:
Robert Rubin: Tras 26 años al servicio de Goldman dio el salto a la Administración Pública con Bill Clinton. A él se le atribuye la derogación de la Ley Glass-Steagall que permitió la desregulación de los mercados financieros en la que muchos sitúan el germen de la crisis que estalló en 2007. Un cambio que durante los primeros años del siglo XXI generó pingues beneficios para los bancos de inversión estadounidenses. Entre los que, por supuesto, estaba Goldman Sachs para el que Rubin había trabajado durante años.
Henry Paulson: Es, tal vez, uno de los nombres más conocidos de la crisis. A este ex Goldman se le atribuye la decisión última de dejar caer a Lehman Brothers, por si alguien no se acuerda el principal competidor del Goldman Sachs. En el haber de Paulson también está el rápido diseño y ejecución del plan de rescate puesto en marcha por EEUU para rescatar a sus bancos. En total, 700.000 millones de dólares, de los cuales 10.000 millones fueron directamente a parar a Goldman.
Timothy Geithner: el actual secretario del Tesoro estadounidense fue, en la época del estallido de la crisis, Presidente de la Reserva Federal de Nueva York. Entre otras controvertidas decisiones de aquella época Geithner, ex Goldman por supuesto, tuvo que responder ante el Congreso de EEUU por el complicado diseño del rescate de la aseguradora AIG. La mayor aseguradora de bonos del mundo recibió una inyección de fondos públicos cercana a los 82.000 millones de dólares. Unos fondos que a su vez la aseguradora empelo en rescatar a grandes bancos por la puerta trasera. Goldman fue el banco que más se benefició de esta operación.
Como muestra la infografía de lainformación.com, se pueden encontrar ex Goldman en puestos clave en casi todos los países del mundo sobre todo cuando ésos han tenido problemas financieros recientes. España y Francia, tal vez sean dos grandes excepciones. Y también tal vez por eso Francia se haya atrevido a alzar su voz.