Bernard Madoff, el causante del mayor escándalo financiero en la historia de Wall Street, fue condenado a morir en la cárcel tras recibir una sentencia a 150 años de prisión por el masivo abuso de confianza que mermó el patrimonio de su millar de clientes. La pregunta que obligatoriamente rondará con este caso es ¿es posible que sus hijos, Mark y Andrew, que trabajaban con él, no supieran de estas estafas que hacía la empresa desde más de 20 años?.
El caso Madoff surgió en diciembre del año pasado cuando a raíz de la crisis financiera su empresa de inversiones Bernard Madoff Investors Securities se quedó sin liquidez para pagar los intereses y retiros de sus clientes. El esquema ponzi que durante años funcionó sin pausas, comenzó a menguar debido a los escasos nuevos aportes (recordemos que este esquema requiere siempre la entrada de dinero fresco para pagar los compromisos). Al no poder pagar los compromisos, despertó sospechas, fue denunciado y apresado por el FBI.
De no mediar la crisis es muy probable que Bernie Madoff hubiera seguido haciendo de las suyas, tal como lo hizo desde que fundó su empresa en 1961. De acuerdo a un relato de la editora de Bloomberg, Susan Antilla, la SEC interpuso un juicio contra Madoff en 1992, al detectar operaciones no registradas entre 1961 y 1991, es decir durante 30 años. Sin embargo, y pese a la gravedad del hecho, el juez condenó a Madoff a la irrisoria multa de 350 mil dólares (¡menos de mil dólares por mes de fraudes!). Posteriores investigaciones arrojron que Madoff financiaba no sólo a varios jueces sino también a representantes de partídos políticos e incluso al gobierno israelí a través de los aportes que entregaba al congresista Gary Ackerman.
Madoff se había declarado culpable el 12 de marzo de 11 cargos de estafa a 1.341 víctimas, desde modestos inversores a conocidas celebridades como Steven Spielberg, Zsa Zsa Gabor, Kevin Bacon y Larry King, así como al actor John Malcovich, la leyenda de fútbol Paul McGrath y el filántropo Carl Shapiro. La justicia identificó a cada una de las víctimas, la mayoria de las cuales confió a Madoff los ahorros de toda una vida, como los padres de Michael Schwartz, la enferma Miriam Siegman, o la postrada Maureen Ebel, quienes tuvieron duras expresiones contra Bernie Madoff en la audiencia celebrada ayer y en la cual se demostró que no sólo grandes millonarios resultaron víctimas sino también personas modestas. El financista apodado “el monstruo” escuchó cabeza gacha las nueve declaraciones de sus víctimas, mientras su esposa Ruth señaló sentirse “confundida y traicionada”. Frente esto, el magistrado neoyorquino Denny Chin señaló que una estafa de la “perversidad” a la ejecutada por Madoff merecía de una sentencia ejemplar, simbólica. Y sin compasión, procedió a aplicar al gestor de fondos el máximo castigo contemplado para los 11 delitos: 150 años de cárcel. ¿Seguirán algunos pensando que la codicia, es buena?
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