El sector del autómovil en España ha sido víctima de un final anunciado tras difrutar de la benevolencia del Estado, al ‘ayudar’ a los españoles en la adquisición de vehículos nuevos aún en tiempos de crisis. Hace tan solo un año, este sector acaparaba unos porcentajes de crecimiento de las ventas dignos de las etapas más boyantes de la economía, pero no dejaba de ser un ‘crecimiento artificial’, apoyado en el Plan 2000E.
Ahora se ha presenteado la situación de debacle natural en un sector tan sensible a la situación macroeconómica de un país, que tanto se quiso posponer en el tiempo con las ayudas estatales. Ahora es cuando más de cerca ven los concecionarios el posible despido de trabajadores, en un año en el que ya no pueden soñar con cubrir los objetivos de ventas, y que curiosamente se las dan de ‘sorprendidos’, como si todo esto no se supiese ni se pudiera prever.
La industria del automovil mueve muchos puestos de trabajo, pero también los mueve la construcción, el turismo, la refinería de petróleo, y la educación, entre otros. Pero fue el sector que cayó en gracia a papá Estado, ayudándole mientras otros sectores perdían efectivos sin que nadie hiciese nada.
En mi opinión, es posible que los profesionales del sector de la automoción llegaran a creer que tendrían toda la ‘protección’ suficiente como para ver pasar el chaparrón sin mojarse, pero no ha sido así. Puede ser que esta situación se haya creado para mantener puestos de trabajo en las cadenas de producción que marcas extranjeras mantienen en nuestro país, o que por algún motivo interesase vacunar a esta industria ante el virus de la crisis. Pero al final, la intervención del Estado parece no haber sido capaz de cambiar su triste desenlace.
Vía | Cinco días
En El Blog Salmón | Los coches deben aprender a andar solos
Imagen | batega_mobile