Hace unos días comentaba Arsenio Escolar en su blog que últimamente se estaban multiplicando por Madrid las tiendas de fruta. Pequeñas y de todas las calidades, la verdad es que ya me había fijado, sobretodo en las de precio mucho más ajustado que lo que se suele ver en los supermercados, con una calidad comparable. Y hoy veo en El País que los precios de la fruta están cayendo por la presión de los comercios minoristas.
Creo que la presión por las marcas baratas, principalmente blancas, se puede estar trasladando a otros sectores sin marca, como es el de la fruta. Ante las perspectivas de crecimiento continuo que teníamos antes de la crisis, la competencia parecía no funcionar, los precios parecían muy inelásticos. Sin embargo ahora el panorama es muy diferente.
Ya sea en la fruta o en la alimentación en general, los precios se han vuelto muy elásticos. Una pequeña diferencia de precio puede hacer que una tienda venda o no venda. Si tu tienda es la más barata, es muy fácil vender. Si no eres competitivo, estás fuera.
Todo esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La ventaja es que el consumidor logra mejores precios y la economía se hace más eficiente. La desventaja es que se puede degradar la calidad del producto y que quiebren algunos productores por no poder adaptarse con suficiente velocidad. Y que nos lleve a una deflación de verdad, no motivada por la bajada de los precios de los carburantes.
Sin embargo veo más pros que contras. La competencia es buena y parece que en el sector de la alimentación, y ahora en el de los alimentos frescos, como es la fruta, está funcionando. Los productores tendrán que adaptarse, los distribuidores ser más competitivos y en general los sectores afectados hacerse más productivos. A largo plazo es la única forma de que España sea competitiva y genere empleo. Y además con el beneficio que conlleva a los consumidores.
Vía | Arsenio Escolar, El País Imagen | hermenpaca