Voy a acabar el mes tal como lo comencé, con la reseña de un libro, aunque éste es de signo bien distinto a aquel. En esta ocasión os traigo un libro editado por Innisfree, la Guía políticamente incorrecta del capitalismo, de Robert P. Murphy, economista austriaco y miembro del Instituto Mises. Esta edición española está prologada por Carlos Rodríguez Braun, con su acerado estilo de costumbre, y comentada por Juan Ramón Rallo, tal y como luego destacaré.
El libro fue originalmente editado por Regnery Publishing como parte de su colección PIG, Politically Incorrect Guides, buscando desmontar los tópicos progresistas (liberales en el lenguaje político americano) sobre distintas cuestiones. Para ello, todas estas guías siguen una estructura común: arrancan con una pequeña intro, un "sabía qué..." acerca de variadas cuestiones, un repaso de los mantras progres sacudiéndoles debidamente, una lista de libros que no deberíamos leer según lo políticamente correcto (vamos, de obligada lectura e ideales para ir elaborando una bibliografía de referencia) así como apartados destacados con citas de autores de referencia.
En la edición que nos ocupa hay alguna variación respecto a esta estructura:
- Por un lado, aparecen determinados recuadros por los comentarios de Rallo. El propósito de los mismos es adaptar, poner en contexto la obra con la realidad social española, con ejemplos y datos de nuestro país que corroboren las tesis de Murphy. El esfuerzo de Rallo (y de la Editorial) es de agradecer, ya que acerca mucho mas la obra para el lector de a pie, se lo pone más fácil y salva ese estadounidocentrismo tan propio de los autores de dicho país.
- Pero precisamente quizás por la incorporación de los textos de Rallo se han perdido buena parte de las citas de autores en defensa del capitalismo, que no todas, que glosaban la edición original. Supongo que había que elegir, por cuestión de espacio y composición.
El libro aborda asuntos como la propia definición del capitalismo, las políticas antidiscriminación, el mercado laboral, la esclavitud, el gasto público y el deficit, la legislación antimonopolio, etc. Lo de hace de un modo ágil, vivo, logrando enganchar al lector, especialmente si este es neófito en el tema, y creo que logra uno de sus principales objetivos: dotar al mismo de una caja de herramientas, de un arsenal para confrontarse dialécticamente con los defensores de la corrección política, del intervencionismo, de ese buenismo que hemos padecido y padecemos y que es cualquier cosa menos bueno.
Y es que la obra (y la colección) parten de un reconocimiento necesario en este combate ideológico: los defensores de la libertad apenas han obtenido historias en la guerra de propagandística, y la superioridad del adversario a este respecto es evidente (otra cosa es que su género sea más fácil de comprar y que puedan recurrir, conforme a sus presupuestos ideológicos, a métodos que invalidarían las ideas de los otros de usarlos).
Por tanto, la obra, en cuanto reconforta y realimenta desde el punto de vista de los ideas a aquellos que combaten contra la corriente dominante es bienvenida y es necesaria. Necesaria, pero no suficiente, al menos si queremos ir más allá de las tertulias o de lo epidérmico.
Tal y como Rand descubrió, y más allá de que se comparta o no con ella su visión de las cosas, parte de la debilidad del capitalismo en la batalla de las ideas nace de la ausencia de una fuerte construcción filosófica del mismo, de un poderoso andamiaje intelectual. Y me atrevería decir que, el supuesto triunfo del capitalismo en los 90 relajó los esfuerzos en dicho sentido de décadas anteriores, que necesariamente hay que retomar.
Mientras, y no es poco, obras como la Guía políticamente incorrecta del capitalismo ayudan, y mucho.
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