Los seres humanos funcionamos por incentivos. Y recientemente hemos descubierto los que tienen los inspectores de Hacienda, muy criticados últimamente por el documental "Hechos probados", ya que un juez ha obligado a publicar el sistema de bonus que incentivan a determinadas prácticas.
Aunque el sistema de bonus sobre el papel no parece incentivar nada incorrecto, sino a que trabajen rápido y bien, en la práctica beneficia a aquellos inspectores que abren sanciones que realmente no tienen por qué tener posibilidades reales de ganar en un juicio. Y esto es, desde luego, un incentivo perverso.
Los incentivos de los inspectores
Los incentivos de los inspectores son bastante complejos, pero hay una parte que está determinada con la celeridad que se hacen las inspecciones, el descubrimiento de operaciones de economía sumergida, los acuerdos con contribuyente que no lleguen a juicio y el importe regularizado.
El principal problema de este sistema de cobro de bonus es que empuja a los inspectores a ser muy agresivos y a hacer interpretaciones de la ley muy a favor de la administración, siempre tirando por lo alto, presionando al contribuyente para que llegue a acuerdos y que todo sea muy rápido.
¿Qué pasaría si se premiara a los jueces por el porcentaje de condenas en sus juicios? Pues aquí pasa lo mismo, si se premia por señalar fraudes (sean o no de verdad fraudes), todo van a ser fraudes.
Otro problema es la inexistencia de feedback: si un inspector lleva un asunto a juicio ya se olvida, cuando debería haber una penalización si finalmente no se puede demostrar el fraude.
Los sistemas de incentivos deben ser claros y transparentes
Los sistemas de incentivos en los bonus deben ser muy claros y transparentes para que un escrutinio público encuentre sus posibles problemas. En este caso no ha sido así, se ha intentado ocultar la información hasta que un juez ha obligado a que salga a la luz.
En la sociedad debemos incentivar las conductas correctas y ya hay demasiados casos en los que se ve que los inspectores de hacienda no están buscando lo que la sociedad necesita sino simplemente la sanción por la sanción.
El error es claro: como sociedad debemos saber a dónde queremos llegar e incentivar las conductas que nos empujen a dicho destino. El sistema de incentivos de los inspectores no es el correcto. Queremos que las personas y las empresas tengan libertad, que paguen sus impuestos y que exista una presunción de inocencia ante una posible mala conducta.
Al igual que los inspectores de hacienda no deben cobrar bonus simplemente por denunciar, los policías tampoco por poner multas, los jueces por condenar o los profesores por aprobar alumnos. Los inspectores deben cobrar bonus por denuncias que tengan sentido, los policías por reducir la criminalidad o accidentes, los jueces por sentencias que funcionen y los profesores por lograr que sus alumnos aprendan. A veces es difícil cuantificar dichos objetivos y por eso se simplifica, pero esa simplificación no puede ser tal que haga que la sociedad no vaya en la dirección correcta.
Eso sí, los incentivos no es el único punto que Hacienda debe mejorar. Para que los ciudadanos y empresas cumplan con sus obligaciones fiscales debe haber claridad en las normas y no tantas dudas en su interpretación: no hay más que leer una entrevista reciente que publicamos aquí sobre cómo declarar side jobs y lo difícil que es hacerlo sin que la rentabilidad se hunda.