Los datos económicos inesperadamente débiles sugieren que es probable que la economía alemana registre un crecimiento escaso en el primer trimestre, después de que apenas haya evitado una recesión - definida como dos trimestres consecutivos de contracción- en la segunda mitad del año pasado.
Recordemos que en el cuarto trimestre de 2018 el crecimiento de la economía alemana fue nulo, seguido de una contracción del 0,2% en el trimestre anterior... Por lo que, por los pelos y a diferencia de Italia, no consiguió entrar en recesión.
A todo ello, añadirle un deterioro de las expectativas de crecimiento para este año, pues el Ministerio de Finanzas alemán ha rebajado hasta dos veces el crecimiento objetivo para el PIB alemán. En enero, el gobierno federal de Alemania esperaba que el ritmo de expansión económica de la nación se moderara en un 1% este año, pero la última revisión hasta el 0,8%.
Es por ello, que nos preguntamos qué está sucediendo en la economía alemana para bordear la recesión y experimentar unos datos económicos tan débiles en los últimos trimestres.
Un momento de debilidad para la economía alemana
Después de una media del 2,1% durante el período 2014-2017, el crecimiento del PIB de Alemania se redujo al 1,4% en 2018. La desaceleración se debió principalmente al debilitamiento del crecimiento de las exportaciones y a la creciente moderación de los consumidores, especialmente en el caso de la segundo semestre del año.
El contexto para Alemania es complicado... La desaceleración global, las disputas arancelarias provocadas por las políticas de'America First' del presidente estadounidense Donald Trump y la posible salida caótica del Reino Unido de la UE -un riesgo sobre 100.000 empleos alemanes- amenazan con poner fin a una década de expansión de la Alemania que ostenta una notaria dependencia de las exportaciones (47% del PIB) y por lo tanto, queda muy condicionada a estos golpes externos.
Todos estos factores inciden especialmente en el sector del automóvil que representa el 20% del total de la industria doméstica y el 78% de sus coches se dedican a las exportaciones. En el sector, la producción de automóviles ha visto una caída continuada en 2018 y en enero de este año era del 9,1%.
Se culpó a factores especiales, como las huelgas de proveedores y el cambio a nuevas marcas, por el bajo rendimiento. Los fabricantes alemanes de automóviles también se encuentran en el punto álgido de una caída sectorial impulsada por la ralentización en China, aplicación de la nueva normativa, la caída de la demanda de vehículos diésel y las costosas inversiones en automóviles eléctricos.
Los datos se han deteriorado rápidamente... En diciembre vimos como los nuevos pedidos de fábrica y las exportaciones disminuyeron, mientras que la producción industrial cayó inesperadamente por cuarto mes consecutivo, en medio de una demanda más débil en el extranjero. En el mismo mes, las ventas minoristas cayeron a la tasa más rápida en 11 años.
Los puntos fuertes de Alemania
Si bien es cierto el duro golpe que está viviendo la economía alemana, también hay que enfatizar la otra cara de la moneda... Sus fundamentos son sólidos: el empleo está en un nivel alto posterior a la reunificación (desempleo del 3%), el gasto del hogar se mantiene fuerte y los salarios y las pensiones han aumentado a tasas superiores a la inflación, lo que se traduce en ganancias de poder adquisitivo.
En contraste con la mayoría de los socios europeos, Alemania ha tenido nueve años consecutivos de crecimiento económico, la racha ininterrumpida más larga desde 1966, lo que sin duda refleja una alta estabilidad en el conjunto de su economía.
En Alemania, la participación de la industria en el PIB es del 27,6%, lo que la convierte en la tasa más alta entre los países del G7. Los sectores más fuertes son la fabricación de vehículos, la industria eléctrica, la ingeniería y la industria química.
En su tejido empresarial, las empresas medianas constituyen el corazón de la economía alemana, aquellas con una facturación anual inferior a 50 millones de euros y menos de 500 empleados. Este sector de la economía abarca el 99,6% de las empresas alemanas. Y lo más llamativo de todo es que más de 1.000 de estas empresas son los llamados campeones ocultos, es decir, a menudo, públicamente, líderes del mercado internacional menos conocidos.
Alemania se financia a intereses irrisorios
La desaceleración de la economía para este año significa que los ingresos tributarios probablemente serán menores de lo esperado, lo que podría aumentar las tensiones en la coalición de gobierno de la Canciller Angela Merkel sobre las prioridades de gasto.
Hasta ahora, la desaceleración no ha afectado a las finanzas públicas de Alemania. El gobierno, federal, regional y local, generó un superávit masivo de 59.200 millones de euros el año pasado, equivalente al 1,7% del PIB, y un aumento de los 34.000 millones de euros en 2017.
Según las proyecciones actuales del gobierno alemán, la relación deuda pública sobre PIB del gobierno caerá por debajo del umbral de Maastricht del 60% este año, por primera vez desde 2002.
El bund -bono alemán a diez años- es el activo refugio por excelencia que cotiza con una rentabilidad del 0,07% y en los últimos meses, con todas las tensiones vividas, ha visto una caída de su TIR... En otras palabras, el Tesoro alemán prácticamente se financia nominalmente gratis, y, si tenemos en cuenta la inflación... Los tipos de interés reales son negativos!
Y es que tenemos al BCE reconvirtiendo los vencimientos del programa de flexibización cuantitativa e inversores que ante ciertas tensiones de la Europa periférica optan por Alemania por su incuestionable capacidad de pago con su superávit financiero y con una clara tendencia en los últimos años en su reducción de ratio de deuda pública sobre PIB.