Letonia se parece cada vez más a Islandia con su crisis de endeudamiento provocada por el crédito fácil de dos décadas de derroche, enajenación y capitales golondrina que hicieron pingües negocios calando hondo en el espíritu consumista. La crisis que golpea al país báltico, y que amenaza con sacudir a Suecia, es una muestra del desenfreno consumista salido de control, al igual que el estadounidense, que ahora obliga a medidas de austeridad que contraen más a la economía mundial. La reforma económica prometida en 1990 para estos países no fue precisamente el encuentro del Santo Grial.
La terapia de choque liderada por Washington en los países bálticos tras la caída del bloque soviético, comienza a vivir su lenta agonía. Como está quedando demostrado desde diversos frentes, la transformación financiera no fue más que un espejismo, y los niveles de endeudamiento privado aseguran un largo letargo económico. Letonia, un país elogiado en occidente por sus exitosos resultados de su ingreso al “libre mercado”, está dejando en claro que todo ese éxito fue producto de una burbuja de crédito barato sin raíces en el mundo real.
Según relata el diario sueco Svenska Dagbladet, en una información que se filtró por error, el ministro de finanzas sueco, Anders Borg, advirtió ayer a los bancos de su país sobre el inminente colapso financiero de Letonia y los apremió a tomar medidas con caracter de urgencia para evitar que el tsunami llegue a Estocolmo. Los bancos suecos son los que tienen más créditos otorgados en Letonia, y una caída de este pequeño país báltico podría deteriorar la estabilidad de la banca sueca.
El país báltico liderado por Valdis Drombrovskis se ha negado a aplicar recortes del 20% a las pensiones y de un 15% a los salarios públicos, sobre los ya realizados, dado que para Drombrovskis lo central es “preservar la paz social”. El salario medio del pueblo letón está en torno a los 400 euros, un nivel de deterioro bastante acentuado que al parecer no es suficiente para los jerarcas del FMI.
Lo que buscan las políticas de rebajas salariales, de acuerdo a los planes del FMI, es una “devaluación interna camuflada”, aunque en rigor es deflación a secas. Letonia ha sufrido una contracción del 18,2 por ciento en los últimos 12 meses, y el desempleo llega al 31 por ciento. La tesis de una devaluación resulta tremendamente perjudicial dado que toda la deuda se encuentra en euros. Y la idea de reducir salarios para aumentar la competitividad es un fenómeno de largo plazo que requiere mucha disciplina. Las perspectivas son claramente sombrías y la ola contractiva va en aumento.
Más información:
En El Blog Salmón | En Letonia se juega el futuro de la Eurozona, La nueva zambullida de los mercados
Imagen | Timm Suess