La deuda actual de la ciudad es de 18.500 millones de dólares y su déficit de 330 millones. Detroit es incapaz de generar los ingresos necesarios para hacer frente a sus obligaciones y como causa (y a la vez consecuencia) dos tercios de su población han hecho las maletas y se han marchado. De los que quedan (700.000 habitantes), la tercera parte vive en la pobreza y una de cada cinco casas está abandonada, por lo que no es difícil encontrar inmensas barriadas fantasma. La capital del motor lleva en caída libre desde los noventa. Paralelamente a la caída de la recaudación de impuestos, los servicios municipales se han ido deteriorando hasta límites insostenibles. Tampoco ayuda el hecho de que la tasa de desempleo se sitúe por encima del 18 %, el triple que en el año 2000.
Llegados a este punto cabría preguntarse por qué la población de esta ciudad ha caído en picado dando lugar a esta situación. La razón es simple: tras esta disminución masiva de la población se encuentran las políticas empresariales de llevarse la industria al extranjero, es decir, la deslocalización. La fuga de negocios y empresas se ha traducido en paro, lo que a su vez ha dado lugar a que la ciudad no pueda obtener los ingresos necesarios para hacer frente a sus compromisos de pago.
En definitiva, la que fuera la cuarta mayor urbe de los Estados Unidos y un símbolo de la prosperidad industrial de este país se enfrenta a un futuro lleno de incógnitas. Su situación nos invita a preguntarnos si realmente las ventajas de la deslocalización empresarial superan con creces a sus inconvenientes. Detroit es un claro ejemplo de lo que puede ocurrir en el futuro en otras ciudades, no sólo estadounidenses, sino también europeas, si sus empresas se marchan a otras regiones en busca de una mano de obra mucho más barata.
Vía | RTVE En El Blog Salmón | Cómo mejor llegar a la ciudad verde, Las nuevas grandes ciudades de EEUU y Las ciudades más caras del mundo Imagen | Ann Millspaugh