Mientras Montoro sienta las bases de su pronóstico en el superávit de la balanza de pagos por cuenta corriente, la mejora en el acceso a los mercados financieros a un coste menor y la baja inflación; para Hans-Werner Sinn, sólo una devaluación interna en torno al 30 % conseguirá sacarnos del atolladero en el que se encuentra inmersa nuestra economía. Para el presidente del IFO, la deuda externa española de más de un billón de euros unida a la baja competitividad de la economía son lastres que condenarán a España a una década de sufrimiento económico. Su receta para salir de esta situación no está exenta de polémica: una nueva reforma laboral que flexibilice los salarios a la baja, eliminar el salario mínimo y dilapidar el Estado del Bienestar. En otras palabras, germanizar España.
Escuchando a ambos responsables económicos cualquiera pudiera llegar a creer que están hablando sobre países diferentes, pero no. España sigue en el ojo del huracán económico y las dudas sobre si estamos siguiendo o no el camino correcto para salir de la crisis siguen encima de la mesa. Es por ello que me pregunto: ¿a quién dan más credibilidad nuestros lectores: a la visión distorsionada de la realidad de Montoro o a la germanizadora de Hans-Werner Sinn? Personalmente, no sé cuál de los dos me da más miedo.
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