En mi anterior post, El retrato de Dorian Greenspan, cuestionaba el supuesto liberalismo del anterior ocupante del sillón de la Reserva Federal. Lo hacia tras haber escuchado su canto a la fotocopiadora de dólares como solución a la crisis de deuda estadounidense, tras el cual algunos aprovecharon su desvarío para defender el intervencionismo (cosa curiosa cuando la afirmación de Greenspan no dejaba de serlo en grado extremo).
Lo cierto es que el verano suele ser largo, y da para mucho. Así que hemos tenido una segunda parte de esta saga de frikieconomistas. Claro que el que la suelta no es alguien al que se le haya puesto la etiqueta de neoliberal. No, se trata del nobel Krugman, keynesiano de pro, faro de los economistas progresistas del orbe. Pues bien, el profesor Krugman, o mejor dicho, agente Krugman, nos apunta una solución evidente para la crisis, en su intervención en el programa Global Public Square de la CNN:
...si descubriéramos que los extraterrestres estaban planeando atacar y necesitáramos una inversión masiva para contrarrestar la amenaza, la inflación y el déficit presupuestario serían un problema secundario y esta recesión podría terminar en 18 meses. E incluso si nosotros descubriéramos que nos hemos equivocado, que los aliens no existen, estaríamos mejor.
Claro que sería una solución a corto plazo, de las que le gustan a Krugman y a buena parte de su cohorte keynesiana. Eso si, cuando 18 meses después el país se encuentre con una deuda abismal y los mercados se nieguen a seguir financiándolo, en ese momento volveremos a sacar el latiguillo de que mala es la cleptocracia financiera. Pero, como sostiene en sus artículos, en consonancia con la linea ideológica de la que es miembro, el largo plazo no existe, sólo el aquí y ahora.
Porque el hecho es que, en estos momentos, la economía necesita desesperadamente un remedio a corto plazo. Cuando uno sangra profusamente por una herida, quiere un médico que le vende esa herida, no un doctor que le dé lecciones sobre la importancia de mantener un estilo de vida saludable a medida que uno se hace mayor. Cuando millones de trabajadores dispuestos y capaces están en paro, y se desperdicia el potencial económico al ritmo de casi un billón de dólares al año, uno quiere políticos que busquen una recuperación rápida en vez de gente que le sermonee sobre la necesidad de la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
A diferencia de Alan, Paul es coherente con lo que se espera de él. Es un intervencionista que defiende el intervencionismo. De ahí su alusión a la II GM como estímulo fiscal. Pero tal como vimos en su momento, la guerra por la guerra no es suficiente, es necesario el botín posterior para que sea económica y keynesiamente rentable. ¿ Y qué botín se puede obtener de una falsa invasión, que inexistentes riquezas marcianas vamos a lograr? Quizás no sea ese el botín. Atención a su última afirmación:
...había un episodio de Twilight Zone como este caso en el que los científicos falsean una invasión alienigena para lograr la paz mundial. Bien, esta vez nosotros lo necesitamos para conseguir algún estímulo fiscal.
Uno intuye tras esta peregrina argumentación que el botín no es otro que la libertad de los ciudadanos. Los científicos, los economistas, los deus ex machina, mintiéndonos para aterrorizarnos, para llevarnos aun estado de shock que, a diferencia de los sotenido por Naomi Klain, está al servicio de los Estados, de la intervención, no del liberalismo.
Nada, que habrá que hacerse un casco de papel de aluminio y esconderse en el sotano para escapar de las ondas mentales de los krugmanitas: la verdad está ahí afuera.
Vía | libremercado
Más información | Global Public Square
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