Según el FMI, no hay perspectivas de un repunte en el corto plazo dado que los "déficit de demanda en las economías avanzadas, junto con la erosión de la producción potencial, podrían conducir a la debilidad económica mundial durante un periodo de cinco años". Es decir que de acuerdo al FMI, la economía mundial puede permanecer estancada hasta el 2020: todas las tasas de crecimiento se están revisando a la baja y el empeoramiento de las proyecciones tendrá sin duda un impacto en la confianza, la demanda y el crecimiento.
Estas débiles proyecciones de crecimiento no hacen más que potenciar el riesgo de recesión en Europa y aumentar las probabilidades de una deflación en toda la linea. Si consideramos que las perspectivas económicas de Asia, lideradas por China, se han reducido arrastrando en su descenso a los países emergentes, toda la economía mundial se encuentra en serio riesgo de recaída confirmando el auténtico suicidio económico de los planes de austeridad. Planes que han potenciado las vulnerabilidades en materia de salud como ocurre hoy con flagelo del ébola que ya ha llegado a España.
Así como las políticas de los bancos centrales sembraron todas las semillas de la próxima crisis con el hinchamiento de las burbujas especulativas, así también se ha desmantelado todo el sistema de protección social y hoy los países están mucho más desamparados que en los años de la quiebra de Lehman Brothers. Los peligros de la volatilidad y el temido impacto del aumento de las tasas de interés puede significar un golpe aun más perjudicial para la recuperación económica. Los bancos centrales se han quedado sin instrumentos para maniobrar la crisis y cada nuevo paso puede hundir más a la economía en el pantano.
La recuperación económica ha sido decepcionante y ha potenciado todos los riesgos de sistema financiero. El consumo y la inversión se encuentra en los niveles más bajos mientras la especulación vive días de euforia. Los excesos del sector financiero y "la maldición de la banca en sombra", como reconoció el propio FMI, han llevado a la economía a su nuevo desastre. No sólo no ha habido una recuperación sólida, sino que las políticas adoptadas en los últimos seis años has creado las condiciones perfectas para una nueva gran crisis financiera.