En los procesos de liberalización siempre aparecen vencedores y vencidos, por lo que es normal que en los últimos años haya emergido una crítica férrea a todo aquello que suponga permitir la entrada de nuevos competidores que mengüen la posición dominante de una empresa... Muchos que gozaban de privilegios a través de la mano legislativa han visto como se ha desregularizado su actividad.
Ahora, más que nunca, estamos viendo una verdadera liberalización en la economía, ya que las nuevas tecnologías permiten la aparición de competencia en sectores tradicionales o bienes/servicios perfectamente sustitutivos, dando lugar a una verdadera revolución.
¿Qué significa liberalizar un servicio?
Los procesos de liberalización comercial se refieren a las reducciones en las restricciones o barreras para fomentar el libre intercambio de bienes y servicios. Esto implica eliminar o reducir drásticamente en el nivel de aranceles que soporta un sector, y en las medidas del carácter now arancelario como pueden ser aquellas referidas a la obtención de licencias, eliminar las cuotas o bien otros requisitos.
Que un servicio sea liberalizado proporciona diversas ventajas a un grupo específico, los consumidores, en detrimento de otro grupo que previamente se había privilegiado con la legislación, una empresa o grupo de empresas. Gracias a la liberalización y la entrada de competidores, los consumidores pueden elegir a aquel proveedor que ofrece las mejores condiciones de servicio.
La competencia implica directamente precios más bajos y servicios que, por lo general, tienden a ser más eficientes a la vista del consumidor, lo que supone la universalización del consumo de ese producto.
Pensemos que en un mercado que se integran un gran número de operadores, los consumidores tienen la libertad para discriminar la opción menos eficiente según su criterio. Este proceso lleva a que las mejores opciones empresariales consigan beneficios y las peores pérdidas que irán consumiendo su capital, y, en el supuesto de no reestructurar su actividad para volverla competitiva, entrar en quiebra y ser expulsadas del mercado.
Que los precios de un sector determinado bajen, tiene otro impacto que no tiende a mencionarse... El desarrollo de nuevas oportunidades. Pensemos que anterior al proceso de liberalización, esos recursos se destinaban a un sector caro e ineficiente. Al liberalizar un sector, los consumidores obtienen un ahorro por los menores precios, que bien puede ser utilizado para la adquisición de bienes de consumo o para el ahorro y la creación de bienes de capital, lo que impulsa nuevas áreas de negocio.
Evitar a toda costa la concentración de operadores en un servicio
Uno de los objetivos más claros de un proceso de liberalización es evitar la concentración de operadores para que no se produzcan ineficiencias o precios pactados. El Estado no puede obligar a entrar a nadie en un mercado, pero sí puede relajar los requisitos, eliminar cuotas y prohibiciones para fomentar la ampliación de la oferta.
El ejemplo que más trascendencia ha tenido recientemente, lo encontramos en el sector del taxi, un sector de altísima concentración por un único operador a través de la limitación de la oferta con la concesión de licencias.
Algunos tienden a pensar que el taxi no es un monopolio, pues existen alternativas urbanas para desplazarte como pueden ser el metro, el bus, servicios de bicis entre otros. No obstante, la utilidad que disfruta el usuario del taxi no es únicamente desplazarse, sino también la posibilidad de marcar un destino específico y el tratamiento individualizado desde el punto de recogida hasta el punto de destino. Todas esas utilidades únicamente las podía ofrecer el taxi.
A través de los vacíos legales que otorgaban la VTC, han surgido alternativas competitivas como Uber o Cabify,que se han posicionado como un mercado el el que se pone en contacto el servicio de coche y usuarios, implementando un servicio que ofrece las mismas utilidades que el taxi y por lo tanto, permitiendo la competencia pura.
Los diferenciales de precios frente al taxi han motivado una demanda creciente de estas alternativas, lo que nos da como resultado las quejas del sector del taxi por el auge de la competencia. Un sector, que, como el resto, no debería establecer barreras de entrada a través de la concesión de licencias o la búsqueda de reglas entre licencias de taxi y VTC (objetivo 30 licencias de taxi por una de VTC), sino tratar de ofrecer el mejor servicio al mejor precio posible.
La Unión Europea y su proceso de liberalización: El caso Iberia
Si algo tiene positivo la Unión Europea es que de puertas para adentro existe una apuesta para los procesos de liberalización. Europa ha pasado los últimos años transformando su 'mercado común" en un 'mercado único'. Y, para ello, había que eliminar aquellas barreras de entrada nacidas durante los años de estancamiento y aislamiento de los estados miembros.
El mercado único debería reforzar la circulación de bienes, servicios, capitales y personas dentro de Europa. Si hablamos de su marco legislativo, en él aparecen varios artículos en los que se insta a los estados miembros a implementar aquellos procesos de liberalización que influyen de forma directa en los costes de producción o facilite los intercambios de mercancías.
Uno de los primeros mercados que se liberalizó en Europa fue el sector de transporte aéreo a principios de los años noventa.
Anteriormente, la empresa Iberia había monopolizado el sector aéreo español desde que en 1927 hiciera su primer vuelo Barcelona-Madrid, por un precio de 163 pesetas por el billete. Cabe recordar que la renta anual de los españoles era de 1.051 pesetas, por lo que un vuelo costaba prácticamente la décima parte de la renta anual y, en consecuencia, volar estaba reservado a rentas muy altas.
Los precios altos fueron la norma en el mercado aéreo español con Iberia. No obstante, a finales de la década de los ochenta y principios de los noventa se inició el proceso de liberalización del sector con diferentes paquetes de medidas para impedir a los gobiernos implantar tarifas y conceder flexibilidad al sector.
Todo ello motivó a Iberia a ponerse las pilas. Con la crisis económica, se decidió que implementar un Plan de Viabilidad para evitar la desaparición de la empresa en el período 1994-1996 y el primer Plan Director (1997-1999) para mantener una situación de crecimiento con rentabilidad. Finalmente, Iberia fue privatizada entre los años 1999 y 2001.
Una vez implementadas las medidas liberalizadoras en el sector a principios, Iberia se puso a competir. En el año 2003, el puente aéreo Madrid-Barcelona se ofertaba bajo la tarifa única de 137 euros. En 2003, la renta per cápita era de unos 19.000 euros. lo que implicaba, que el vuelo suponía el 0,7% de la renta.
Y ya situémonos en nuestros días, en un entorno de la plena competencia en el sector del transporte aéreo, con el auge de las 'low cost' ¿Qué se paga por el billete Madrid-Barcelona? El precio del billete lo encontramos a partir de los 62 euros, una cifra inferior a la mitad que la que vimos en Iberia en 2003 y, en relación a la renta per cápita en 2017 (25.000 euros), el billete guarda una relación del 0,25% de la renta.