La reciente escalada de precios que está viendo tanto Bitcoin como otras crypto-monedas mantiene atónitos a muchos operadores, y ávidos de Bitcoins a algunos pequeños inversores. Lejos de confirmar la solidez de una alternativa de moneda y/o inversión que aún tiene mucho por demostrar, este imparable ascenso meteórico no hace sino abrir interrogantes y sembrar dudas, más que despejarlas.
Al fin y al cabo, Bitcoin no es sólo una crypto-moneda, sino que también es un activo, motivo por el cual es susceptible de sufrir burbujas y derrumbes, igual que cualquier otro activo en el mercado. Y lo que nos interesa más de cara al artículo de hoy: cabe hacer un análisis serio de mercado sobre Bitcoin como activo que (también) es.
¿Es Bitcoin un activo?
Empezaré puntualizando que soy consciente de que algunos estarán un poco perplejos ante el hecho de que catalogue Bitcoin como un activo, aparte de que sea una moneda por su propia naturaleza. Mantuve al respecto una interesante discusión hace más de tres años por Twitter con la economista del Finantial Times Isabella Kaminska. Aunque inicialmente Izabella descartó categóricamente que Bitcoin pudiese ser considerado un activo, la discusión se cerró con Isabella admitiendo que efectivamente Bitcoin podía ser calificado de un tipo de activo. No voy a reproducir aquí la cadena de tuits completa, me limitaré a enlazarles aquí el tuit final por el que le hice notar a Izabella que había llegado a estar de acuerdo con mi afirmación inicial (al contrario de lo que ella misma afirmaba inicialmente: a los anales de Twitter me remito).
Simplemente les resumo que Bitcoin, como elemento de cotización que se negocia en diferentes mercados, y especialmente como elemento de valor que algunos inversores utilizan para guardar en cartera, al fin y al cabo es un activo. Partamos pues de esta premisa, independientemente del tipo de activo en el que se puede catalogar en base a su fiabilidad o a su perfil de riesgo inherente. Y ahora he de admitirles que siempre supe que en algún momento de la vida de esta crypto-moneda, al igual que en la de cualquier otro activo, llegaría el momento de escribirles un análisis como el que les traemos hoy en El Blog Salmón.
El momento de hablar de una burbuja en Bitcoin tenía que llegar algún día
El momento actual parece el adecuado para analizarles este tema por diversos factores, pero especialmente por el que se refiere a la meteórica carrera que han emprendido desde hace unos meses la cotización de Bitcoin. Como pueden leer en esta noticia, el pasado 19 de Mayo (hace poco más de un semana) Bitcoin alcanzó la cota de los 1.900 dólares, y presten atención al gráfico del enlace, porque la evolución exponencial que muestra corta la respiración. También Xataka publicó recientemente un análisis al respecto. Por que se hagan una idea, hace tan sólo unas semanas les escribíamos en El Blog Salmón este análisis sobre un Bitcoin que había roto al alza la barrera de la cotización de la onza de oro al superar los 1229$, lo cual deja una horquilla de una subida de entorno al 50%.
Es cierto que entonces les hablábamos del carácter de valor refugio que está adquiriendo Bitcoin, básicamente por su comportamiento en momentos de crisis o shocks a nivel mundial, pero esto no le pone a salvo de sufrir burbujas, al igual que le ha ocurrido al oro a lo largo de la Historia. Sólo por que se hagan otra idea, desde el 19 de Mayo de esos 1.900$ de los que les hablaba antes hasta el viernes pasado, día 26 de Mayo, Bitcoin se ha revalorizado (de nuevo) casi otro espectacular 50%, con cerca de un 20% tan sólo en la efervescente jornada del jueves (desde entonces y durante el fin de semana su cotización nos ha vuelto a demostrar que es extremadamente volátil, y ha marcado una amplia banda de cotización aproximadamente entre los 1.900$ y los 2.750$).
¿Qué ha cambiado pues desde entonces para que ahora les digamos que Bitcoin puede estar experimentando una burbuja? Pues como valor refugio, poco: los inversores internacionales siguen haciendo uso de la crypto-moneda en este sentido, y eso es lo que le confiere en última instancia su carácter de refugio. Lo que ha cambiado (entre otras cosas) es una revalorización de más del 50% en apenas unas semanas. Estarán de acuerdo en que, si esta evolución en tan poco tiempo la estuviésemos viendo en el precio del barril de Brent, en las Bolsas, o en el mismo oro, indudablemente estaríamos hablando de la formación de una posible burbuja: no veo por qué Bitcoin va a ser una excepción.
Aparte de la cotización de Bitcoin, ¿Qué otros factores apuntan a la formación de una burbuja?
Empezaré este apartado por un factor no tiene por qué ser necesariamente indicativo de una burbuja, pero que sin duda ha podido contribuir decisivamente a su formación. Les estoy hablando de la fuerte concentración de la mayor parte de Bitcoins entre tan apenas unos pocos inversores. Ya les hablé de este tema en el pasado, más concretamente en el análisis que les he enlazado antes, aquí simplemente les enlazo a la gráfica al respecto que fue publicada en Quora. Supongo que estarán de acuerdo en que si hay unos pocos Bitcoiners que poseen casi todos los Bitcoins, y que pueden no están dispuestos a vender (de hecho no lo han venido haciendo en los últimos años), obviamente se puede estar produciendo un estrangulamiento de la oferta, ante una demanda creciente.
Vamos, que esta concentración de Bitcoiners es un motivo de libro para facilitar que se llegue a producir una burbuja, y para hacer su pinchazo mucho más abrupto: supone una gran oferta embalsada que probablemente no dude en salir al mercado (al menos en una parte relevante para la estrechez actual) cuando sople el viento en contra.
Hay tres factores clásicos indicativos de la formación de una burbuja en cualquier activo: el PER (Price-Earnings Ratio), el ritmo de fusiones y adquisiciones (o M&As de Mergers and Acquisitions en el mundo anglosajón), y la rotación de la demanda hacia activos secundarios alternativos (incluso chicharros).
Por lo que refiere al primero de los factores, el PER, debemos decir que no se puede medir como tal en el caso de Bitcoin. Esto no es una imposibilidad técnica ni nada por el estilo, sino que obedece a la propia naturaleza de Bitcoin como crypto-moneda, y en contraposición a las acciones de una empresa que aporta beneficios tangibles aparte de cotizar en los mercados. Pero esto no es ninguna anomalía propia de Bitcoin, podemos decir lo mismo respecto al oro, al petróleo, repecto a cualquier materia prima en general, y en el fondo respecto a cualquier activo que cotice pero no dé un retorno de rentabilidad tangible mientras se mantiene en cartera. No obstante, el hecho de que un Bitcoin no produzca más retorno que el debido a su mera cotización, no nos debe apartar de valorar la evolución más reciente de su cotización. A juzgar por las revalorizaciones a un ritmo sostenido del 50% y alcanzando tasas del 20% diario un día sí y otro no, efectivamente, si esto no es una burbuja se le parece (y mucho).
Respecto al factor de Fusiones y Adquisiciones (M&As), en este caso no podemos aplicar este indicador de una forma concluyente al caso de Bitcoin, puesto que, al tratarse de monedas con criptografías diferenciadas y no ser empresas cotizadas, no hay opción a efectuar operaciones de fusión o adquisición. No obstante, sí que este factor nos puede aportar algo de percepción extra, puesto que el nivel del número de crypto-monedas cotizadas es estratosférico: CoinMarketCap da cotizaciones de más de 800 de ellas. Este hecho no puede hacernos sino pensar en que, si fuesen empresas cotizadas, estaríamos asistiendo a un efervescente festín de múltiple combinatoria matemática entre ellas. Las cotizadas van desde la primigenia y omnipresente Bitcoin, pasando por tan de moda Ether que está también basada en blockchain, y que es un concepto más amplio de crypto-plataforma que incluye los "contratos inteligentes" e incluso la Máquina Virtual Ethereum, y acabando con monedas como la oscura crypto-moneda rusa ArticCoin.
Ésta es una crypto-diversidad que se antoja excesiva para el tamaño actual del mercado, y además está sustentada por unas expectativas a futuro por confirmar, y que no hace sino traer cada mes más que más exitosas salidas al mercado de monedas cuyo único reclamo y valor es añadir el prefijo "crypto". Un hecho que no puede evitar recordarnos a aquellos alegres meses (y años) previos al pinchazo de la burbuja .com en los que, tan sólo en el primer día de cotización se alcanzaban valoraciones bursátiles millonarias para empresas sin modelo de negocio ni actividad conocida que simplemente más allá de ponerse el cartel ".com": sólo con ello los inversores ya acudían en masa. El mecanismo de las burbujas es que los inversores provocan gran inflación en las cotizaciones de las empresas del sector afectado, y llegan a entregar su dinero a ciegas. En mi modesta opinión, esto es algo que está ocurriendo ahora mismo con inflación incluso de otras crypto-monedas que no están nada (pero nada de nada) consolidadas.
Éste último párrafo nos lleva al tercer y último factor (de entre los principales): la rotación de la demanda hacia activos secundarios alternativos, una vez que los activos principales han alcanzado un punto de saturación en el mercado. Obviamente la rotación está ocurriendo con todas esas exitosas salidas a cotización. Pero es que, además, este último factor sirve adicionalmente de indicador de la madurez de la burbuja, puesto que suele ocurrir en los estadios finales de la subida antes del pinchazo. Recuerden que, cuando los chicharros suben como la espuma, pueden tener la certeza de que el ciclo alcista bursátil está alcanzando su fase más peligrosa.
¿Y cómo será el pinchazo?
Pues a juzgar por la dimensión (o debería incluso decir exo-dimensión) de la subida precedente, el batacazo se promete de epopeya. A la gran concentración de Bitcoiners que citábamos antes que supone una oferta embalsada importante, se unen las limitaciones técnicas y operacionales, que en el caso concreto de Bitcoin son de 7 operaciones por segundo (los desarrolladores llevan años discutiendo cómo solventar este escollo).
También tenemos el hecho de que muchos operadores de Bitcoins no alcanzan en muchos casos ni la disponibilidad ni la escalabilidad de las operaciones de la banca tradicional, con problemas operacionales como los que viene sufriendo uno de los principales operadores Bitfinex, sobre los que pueden leer en este enlace. Estos problemas operacionales potenciales, y el hecho de que Bitcoin no se ha enfrentado hasta el momento a una estampida como las que los mercados no tienen acostumbrados de tiempo en tiempo, no pueden hacer sino estrechar el cuello de botella de salida, y magnificar el daño ocasionado por la estampida.
No obstante, me gustaría hacerles notar que, en este análisis, estamos aplicando herramientas del pasado para detectar burbujas del futuro, y que efectivamente las burbujas financieras del futuro cambiarán en forma, pero no en fondo: burbujas es seguro que seguirá habiendo, pues es la naturaleza humana la que está tras ellas. Las dosis elevadas de ambición pasional e irracional seguirán apareciendo cada ciertos años, pero en una nueva economía se manifestarán de nuevas y diferentes formas que aún desconocemos a día de hoy (al menos al 100%). Éste es un ejercicio evidentemente aproximado, y con el único objetivo de alertarles sobre lo que puede estar a la vuelta de la esquina. La precaución y el no correr tras los precios son unos de los mejores consejeros en los mercados.
No se preocupe si no entró usted en Bitcoin cuando cotizaba a centavos de dólar: entrar ahora a los precios actuales no va a hacer volver esas cotizaciones, y tampoco tiene usted que precuparse demasiado: los mercados siempre van a estar ahí ofreciendo nuevas oportunidades de inversión. Y en todo caso, recuerde que Bitcoin es una moneda, y por mucho que suba, usted siempre va a poder utilizarla como tal para sus transacciones en cada momento. La gran pregunta ya no es si pinchará la burbuja de Bitcoin y/o de otras crypto-monedas: a estas alturas espero que esta respuesta les resulte obvia. La gran pregunta es si (y cuáles) sobrevivirán al pinchazo. Probablemente (algunas) sobrevivirán como ha sobrevivido la Bolsa, el oro, el petróleo o cualquier activo que cotice a incontables y sonoros batacazos, pero lo que no podemos saber a ciencia cierta es ni cuándo recuperarán (algo) de confianza, ni qué cadáveres se quedarán por la cuneta.
La magnitud del batacazo en cada caso, vendrá determinado por las limitaciones concretas de cada cada crypto-moneda, por su verdadera proyección a futuro, por los cuellos de botella que se genere en cada una de ellas, por la magnitud de la subida precedente y de la subsiguiente estampida... y permítanme incluir también un cierto componente de azar. Sin duda múltiples factores determinarán quienes sobrevivirán a la calamidad, y quienes pasarán a mejor (o más bien peor) vida. En cualquier caso, no debe usted pasar por alto que, con las acciones, tras el batacazo, usted acababa teniendo unas participaciones que ya sólo son papelitos, pero que al fin y al cabo acreditan la posesión de una "partecita" de una empresa: si finalmente algunas crypto-monedas se estrellan, recuerde que lo único que le quedarán en su cartera serán unas ristras de unos y ceros con un valor que puede perfectamente llegar a ser un cero absoluto (o incluso un puntero con valor NULL).
No se puede cerrar este análisis sin decir que lo único que no sé decirles es ni el cuándo ni cuáles en concreto, pero lo que sí que les puedo asegurar es que crypto-monedas caerán varias, y aunque en principio Bitcoin es la más consolidada, nunca desprecie el efecto estampida, que puede tirar abajo incluso el activo más líquido. Lo que está claro es que, por ser el futuro (probablemente), eso no significa que cualquier crypto-moneda tenga futuro, y menos con el amplio catálogo que algunos empiezan a llevar en su portfolio de vendedor de enciclopedias mutado, para ofrecer a incautos que no saben a ciencia cierta dónde diantres meten su dinero: ¡Como si se lo regalasen!.
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