Huelga General de 2010: 29S por la reforma laboral de Zapatero


Y hoy, como día previo a la huelga general del 29M, vamos a repasar la última huelga general de la democracia que ha tenido una motivación económica. La huelga general de 2010, se produjo el 29 de septiembre, huelga convocada por los sindicatos contra la reforma laboral impulsada por el Ejecutivo de Zapatero.

La huelga general del 29S fue una huelga que se gestó en a partir del mes de mayo del 2010, con el cambio radical en las políticas del gobierno de Zapatero y su primer tijeretazo con la congelación de las pensiones, la rebaja de sueldo a los funcionarios y las subidas de impuestos que se pusieron en marcha.

Los antecedentes de la huelga general del 29S


Desde la explosión de la crisis, el Gobierno atravesó por varias fases destacando la negación de la crisis en la campaña electoral, el aterrizaje suave, los brotes verdes, la suave recesión… El Ejecutivo de Zapatero afrontó tarde esta crisis sin precedentes y muchas de las medidas que se tomaron como el PlanE y otras medidas de estímulo económico no presentaron los resultados esperados. Basta simplemente con ver la evolución del desempleo desde finales de 2007 a 2010 por ejemplo.

En mayo de 2010, la economía española estuvo a punto de ser intervenida y el Gobierno de Zapatero cambia el discurso de manera radical siguiendo las directrices de Europa para afrontar un plan de consolidación fiscal. Este plan lleva también incluída una reforma laboral que pretende parar la sangría de los casi cuatro millones de parados con los que cuenta el país en esos momentos.

La reforma laboral de Zapatero


En el mes de junio, Zapatero presentó la reforma laboral con tres claves que hacen perder derechos laborales a los trabajadores según el discurso sindical. Estos tres pilares son el abaratamiento del despido a 20 días por año trabajado ampliando las causas de los despidos objetivos, la ampliación de la edad límite de los contratos de formación y la apertura de descuelgue colectivo para las ETTs y la posibilidad de intermediación privada en el mercado laboral.

Esta reforma se aprobó mediante decreto-ley y fue convalidada en el mes de septiembre de 2010, unos días antes a la convocatoria de la huelga general. Durante todo este tiempo, los sindicatos desplegaron una campaña suave contra esta reforma, dado que hasta el 2010 y con tasas de paro disparadas ya frente a Europa, las organizaciones sindicales no habían realizado ni una sola propuesta o protesta por la situación de crisis y la destrucción de empleo al Gobierno de Zapatero.

El 29 de septiembre se produjo la huelga con un seguimiento dispar. Los sindicatos calificaron la convocatoria de éxito, el Gobierno de fracaso, aunque destacó la paralización de algunos centros industriales, medios de transporte público y bloqueos en las principales ciudades. Como en todas las huelgas, el éxito de la convocatoria y la guerra de cifras estaba servida a todos los niveles. Celestino Corbacho, ministro de Trabajo de la reforma abandonó el ministerio en el mes de octubre, después de la huelga general y las desastrosas cifras de paro.

Los efectos post-huelga, mal para todos


Esta historia es muy reciente para todos los lectores y podemos asegurar que la huelga fue un fracaso en la convocatoria porque no alteró apenas el decreto de reforma laboral planteado por Zapatero. Pero fue un fracaso aún mayor para la sociedad en general porque durante todo el año 2011, la reforma ha demostrado que no ha creado un solo puesto de trabajo y que ha sido absolutamente inútil para proteger los hipotéticos derechos del millón más de desempleados que hemos acaparado en estos últimos meses.

Extrapolando a la huelga que nos enfrentamos mañana, mucho me temo que va a ser una huelga en la que vamos a volver a perder todos en la sociedad. Los primeros los parados, porque la reforma que ha impulsado el Partido Popular vuelve a caer en los errores pasados de otras reformas y no va a crear empleo. Los sindicatos, porque aunque luchen por la protección laboral y la paz social, es muy difícil conseguir este objetivo con casi 5 millones de parados.

La economía y las empresas pierden a todos los niveles, porque un día de huelga es un día que no se genera actividad económica suficiente y que aunque triunfe legislativamente hablando y se paralice el decreto de reforma laboral de Rajoy, seguimos teniendo un problema de empleo en el que nadie se decide a plantear medidas que realmente favorezcan la creación de puestos de trabajo. La historia escribirá las siguientes páginas de esta huelga general-

En El Blog Salmón | 29-S Huelga general: el día en el que todos ganaron y sólo perdió la sociedad
Imagen | Ferminius

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