Japón sigue a la Fed y al BCE e inyecta 10 billones de yenes para estimular su economía

Como era plenamente previsible el Banco de Japón se sumó a la acción de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo y anunció ayer la octava ronda de la llamada flexibilización cuantitativa (QE) para combatir la deflación, que ha sido un largo problema para el país asiático desde hace dos décadas. Con esta medida el Banco de Japón aumentará la compra de activos por la suma de 10 billones de yenes, completando así 80 billones de yenes en estos planes (20 por ciento del PIB nipón). La operación busca estimular el crecimiento económico por la vía de la política monetaria ante el alto nivel de incertidumbre que ronda en la economía mundial.

En la gráfica superior se detalla la evolución del PIB nipón desde 1971 hasta el segundo trimestre de 2012 (eje izquierdo, área achurada azul). La linea roja representa la variación interanual del PIB trimestral en el mismo período (eje derecha). Se aprecia claramente el amesetamiento en el PIB de Japón desde 1990, luego de su acelerado crecimiento en las décadas anteriores. La tasa de variación (línea roja) muestra en forma más directa este declive que para el país asiático ha significado dos décadas de estancamiento.

Japón es la tercera economía del planeta y depende fuertemente de las exportaciones. El estallido de la crisis en 2008 significó para el país asiático un descenso cercano al 8 por ciento del PIB, producto de la desaceleración global dado que la demanda de exportaciones japonesas se hundió. Desde entonces, la fortaleza del yen se ha incrementado dado que es considerado por los inversores como un refugio seguro. Este punto fue uno de los factores decisivos en esta nueva ronda de flexibilización cuantitativa. Como señalé en un post anterior, en tiempos de crisis nadie quiere una moneda fuerte y de ahí que todos los países que tienen soberanía sobre su moneda se la jueguen por hundir el valor del dinero y “empobrecer al vecino”.

La competitividad como factor monetario

La crisis financiera mundial y los bajos tipos de interés existentes en Europa y Estados Unidos han presionado en forma constante a la apreciación del yen lo que implica que los bienes fabricados en Japón se encarecen al resto del mundo y Japón sufre una caída de sus exportaciones. La compra de ¥ 10.000.000.000.000 (10 billones de yenes, equivalente a 127 mil millones de dólares) en bonos, eleva el total de la QE nipona a ¥ 80.000.000.000.000 (80 billones de yenes), poco más de un billón de dólares, la quinta parte del producto interno bruto de Japón. Esta decisión se produjo una semana después de que la Reserva Federal de Estados Unidos anunciara su tercera ronda de compras de bonos en Estados Unidos, y a dos semanas de que el Banco Central Europeo presentara su plan para rescatar a las endeudadas naciones de la zona euro.

Japón fue el país que inventó los planes de flexibilización cuantitativa el año 2001, para revertir la recesión que el país sufría desde 1990. Sin embargo el yen no ha dejado de apreciarse y desde el 2008 esta apreciación se ha acelerado pasando de 125 yenes por dólar a los 79 yenes por dólar de la actualidad. Se espera que el yen siga esta tendencia y llegue a los 70 yenes por dólar el próximo año. Esto acelera la caída de las exportaciones niponas y el país debe especializarse cada vez en productos más sofisticados como obleas de zafiro para LED o micromotores. Y como el yuan chino está vinculado al dólar Japón sufre una importante pérdida de competitividad frente a China. Esto indica que la “competitividad” no es más que un factor monetario y que los países que no tienen soberanía monetaria resultarán aún más empobrecidos.

Los últimos datos de producción dan cuenta que la economía japonesa volverá a contraerse el tercer trimestre tras el repunte de la recuperación post terremoto, tsunami y crisis nuclear del año pasado. Las exportaciones de Japón cayeron un 8 por ciento en julio y el déficit comercial alcanzó un récord ese mes al llegar a 6.600 millones de dólares. Esto demuestra que el plan del Banco de Japón para inducir la devaluación competitiva es también una medida desesperada. Tan desesperada como lo han sido las acciones de la Reserva Federal y la del Banco Central Europeo. Y como toda medida desesperada relacionada con la guerra de divisas, es también un arma de doble filo.

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