A finales del año pasado, la Congresional Budget Office (CBO) estadounidense publicó un análisis sobre las alternativas para la reducción de los continuados déficits públicos y de la creciente deuda pública de ese país. Dentro de ese análisis nos da un interesante resumen de las consecuencias de que se mantenga una alta y creciente deuda estatal.
Estas consecuencias me parecieron interesantes, especialmente porque son válidas para todos los países que tienen altos déficits públicos y crecientes deudas estatales. En este entorno donde muchos todavía justifican la necesidad de continuar gastando para sacarnos de la crisis, incluyendo en estas páginas, es importante entender que seguir en el mismo camino tiene consecuencias y que estas consecuencias son contrarias a los que lo apoyan dicen que buscan.
Especialmente, cuando los niveles de deuda son más altos de lo que acostumbra la economía, nuevos aumentos de la deuda podría ser especialmente perjudiciales. Es difícil fijar el momento en que un país ya no podrá aumentar su deuda y sabemos cómo fueron criticados Rogoff y Reinhart (los pobres) cuando intentaron fijar un nivel indicativo.
No obstante, aunque España ha reducido su aumento de déficit público, su deuda sigue subiendo y este camino no se podrá continuar ad infinitum. En algún momento los mercados financieros, que son los que tienen que financiar esta deuda, dirán ¡Basta!, que será cuando exigirán mucho máyor coste financiero y cuando entrarán los trajes negros para imponer condiciones.
Algunos de los impactos que detallan son:
- El aumento de deuda por parte del gobierno tiende a reducir la inversión privada en capital productivo debido a la cantidad del total de ahorros destinado para la compra de deuda pública no estará disponible para financiar la inversión privada. El resultado sería un nivel menor del total de capital en la economía y una menor producción e ingresos en el largo plazo de lo que se vería sin este desplazamiento de las actividades financieras del gobierno (crowding out).
- El gasto estatal para pagar los intereses se eleva, es decir, que se tendrá que pagar más intereses, que exigirá cambios en los impuestos y gastos del presupuesto para lograr los objetivos fijados para el déficit presupuestario y la deuda o, alternativamente, dejar que el déficit y la deuda suban más y duplicar la apuesta.
- El gobierno tendrá menos flexibilidad para utilizar las políticas fiscales y de gasto para responder a desafíos o gastos inesperados.
- Se incrementará el riesgo de una crisis fiscal y de que se extienda la crisis financiera ya que los inversores exigirán tasas de interés más altas para financiar las necesidades de endeudamiento del gobierno.
He advertido muchas veces en estas páginas en contra de la continuación de los altos déficits públicos y de la creciente deuda estatal y criticado el despilfarro de los políticos que sólo saben gastar como su respuesta a la crisis financiera.
Como muchos de los lectores culpan la crisis por estos altos déficits públicos y la creciente deuda estatal, que lleva a menores ingresos y a gastos más altos, los estabilizadores automáticos, parece que esos gastos, déficits y esa deuda no cuentan tanto. Cuántas veces he oído o leído, 'como los déficits y las deudas son causados por la crisis, esperemos a que acabe la crisis para que las cuentas se arreglen'. Viendo las políticas de nuestros políticos, hacer poco y mal, esperando a que termine la crisis es exactamente el camino que están siguiendo.
Pues incluso si fuera sólo la culpa de la crisis financiera, y no de nuestros políticos despilfarradores, si cuenta que los déficits siguen altos y que la deuda estatal sigue aumentando. Resulta que nos lleva a lo contrario de lo que quieren los que descartan estos impactos, que es más inversión, más productividad, más actividad economíca y la creación de empleo.
En El Blog Salmón | La deuda pública continúa su ascenso imparable y Rogoff y Reinhart: el argumento sigue válido, la deuda perjudica el crecimiento Imagen | Frank Kehren