Con la expansión del comercio electrónico, la industria textil china se ha convertido en la tercera gran potencia del sector retail en España, solo por detrás de Zara y Primark. Su éxito viene derivado de sus precios económicos, sus diseños rompedores y la facilidad de compra, aunque detrás existen una serie de condiciones que demuestran que estamos ante un competidor para nada transparente.
Según datos del último estudio publicado por IESE e Intent HQ, su evolución desde la irrupción pandemia ha sido estratosférica, ¿pero a qué precio? Muchas han sido las críticas que se han vertido sobre Shein como consecuencia de la situación tan precaria a la que tiene sometida a sus trabajadores, obligándoles a echar jornadas kilométricas por un sueldo precario.
La desigualdad de condiciones de Shein también se aprecia en su fiscalización. La empresa textil factura todo su negocio en Europa, por medio de una sociedad domiciliada en la ciudad irlandesa de Dublín y que se encuentra controlada a su vez por Roadget Business (con sede en Singapur). Al final, una escala de transferencia de obligaciones fiscales que acaban derivando en un territorio con muy baja tributación.
No obstante, la punta del iceberg de Shein la encontramos en Elite Depot Limited, una sociedad emplazada en el paraíso fiscal de las Islas Caimán, en pleno Caribe. Guangzhou Xiyin International Import & Expor, ubicada en el distrito de Panyu, es la sede de Shein desde 2017. El grupo cuenta con hasta 14 subsidiarias dedicadas a la fabricación, estando su oficina central en Hong Kong.
¿Es un negocio rentable?
Por supuesto, de eso no hay la menor duda, pues la inversión en mano de obra y en materiales de calidad es muy baja frente a los altos beneficios de venta que adquiere, por no hablar de su capacidad para evadir impuestos y responsabilidades fiscales. De hecho, y aunque aún no ha realizado su balance económico anual, fuentes próximas a la dirección de la empresa aseguran que en 2022 se facturó un 50% más que el año anterior, es decir, 24.000 millones de euros.
No sabemos las cifras exactas, pero la sociedad irlandesa que gestiona el negocio en Europa publicó que en 2020 facturó 30,9 millones de euros, que tras el pago de 3,8 millones en impuestos, reportaban en 26,6 millones de euros netos en beneficios.
Actualmente se podría estar planteando un recorte de su valoración de más de 35.000 millones de dólares y haber firmado una ronda de financiación de 3.000 millones de dólares. De este modo, la valoración de la compañía pasaría de ser de 100.000 millones a 65.000 millones de dólares, es decir, un 36% menos. En este sentido entrarían en juego nuevos inversores como el fondo soberano de Mubadala (de Abu Dhabi), el grupo de capital de riesgo Sequoia (de China) y General Athlantic.
Previsiones de crecimiento
El pasado mes de octubre Shein contaba con una valoración de 65.000-85.000 millones de dólares, diez veces más que Zalando, Asos y Boohoo, e incluso por encima de Inditex. De este modo, si alcanzase los 30.000 millones de dólares en volumen bruto de mercancías (VGM) se convertiría en el mayor minorista de moda del mundo. Y es que su cuota de mercado, a diferencia de sus principales competidores, no para de crecer y en 2022 habría aumentado en un 50%.
Con datos del Bank of America en la mano, Shein está revolucionando el sector, pues a diferencia de Inditex que tardó veinte años en consolidarse, la industria china habrá invertido solo dos en pasar de los 3.000 a los 30.000 millones de euros. A ello hay que sumarle sus pretensiones de abrir nuevos centros de distribución por América y Europa, logrando reducir los tiempos de entrega actuales, y de abrir su primera tienda física en Japón.
Su salida a Bolsa
Actualmente, si consolidase su salida a Bolsa experimentaría un crecimiento sin precedentes. No obstante, deberá preservarse de que las sospechas de sus malas prácticas (malas condiciones labores y uso de algodón de Xinjiang) no prosperasen.
El mercado de la ‘fast fashion’ (moda rápida) está sufriendo de cerca las consecuencias de la recesión económica global y la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores, de tal modo que la nota predominante para 2023 será la incertidumbre y la acumulación de stock, lo que podría conllevar a una saturación en la cadena de suministro en los próximos seis meses.
La situación de sus competidores
Es indudable que Shein es un fenómeno de masas presente en más de 150 países de América, Australia, Oriente Medio y Europa, incluso abriendo el pasado verano su primera tienda pop up en el centro de Madrid. Su presencia en redes sociales como Instagram o Tik Tok ha hecho que sea la marca de referencia de los jóvenes de entre 18 y 30 años.
Las comparativas de Shein con sus rivales son odiosas. Según el último informe emitido por Bloomberg y el Registro Mercantil de Luxemburgo, H&M cerró 2022 con 19.750 millones de euros de beneficios frente a los 24.000 millones de Shein, que vendió un 21,5% más. La americana GAP, acumulará una facturación del 44% menos que Shein, que mantiene su política de precios agresiva y sin competencia.
No obstante, sigue por detrás de Inditex, que cerró el ejercicio fiscal de 2022 en marzo con 27.856 millones de euros en ventas y con unas previsiones para 2023 de 32.151 millones de euros, es decir, un 15,4% más. Esto supondría una ventaja del 34% de la empresa que dirige Marta Ortega sobre la compañía china.
Aunque su estrategia fiscal está siendo analizada últimamente con lupa, Shein sigue apostando por vender un modelo de ‘moda para todos los bolsillos’ y además comprometido con la Agenda 2030 tras firmar el pacto mundial de las Naciones Unidas y manifestar su apoyo a los 10 principios enfocados en los derechos humanos, la sostenibilidad y la anticorrupción.