La revalorización de las pensiones con el índice de precios al consumo ha sido una medida ampliamente celebrada como un mecanismo para garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas. Sin embargo, existe un problema estructural que está afectando a este grupo: el impacto del IRPF.
Aunque las pensiones aumenten al ritmo de la inflación, el hecho de no deflactar las tablas del IRPF provoca que muchos pensionistas terminen perdiendo poder adquisitivo.
En 2023, las pensiones en España se incrementaron un 8,5% en base al IPC medio del año anterior, según los datos publicados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Esto significa que millones de pensionistas recibieron un aumento proporcional a la subida de los precios, algo crucial en un contexto de inflación elevada. Sin embargo, este aumento nominal no se traduce necesariamente en una mejora del poder adquisitivo debido a la estructura del IRPF.
El problema del IRPF y la falta de deflactación
El IRPF, el principal impuesto sobre la renta en España, tiene tramos fijos que no se actualizan automáticamente con la inflación. Esto genera un fenómeno conocido como "progresividad por inflación", donde los ingresos de los contribuyentes aumentan en términos nominales, pero no reales, y terminan pagando una mayor proporción de su renta en impuestos.
En el caso de los pensionistas, este problema se agrava debido a que sus ingresos suelen situarse cerca de los límites de los tramos inferiores del IRPF.
Según un análisis reciente, el aumento del 8,5% en las pensiones ha llevado a muchos pensionistas a cambiar de tramo en la escala del IRPF, lo que ha resultado en una carga fiscal adicional de hasta 602 euros anuales para algunos beneficiarios. Este impacto es especialmente relevante en pensiones que oscilan entre los 22.000 y los 30.000 euros anuales, donde la progresividad del IRPF se hace más evidente.
Impacto en cifras
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, el 60% de los pensionistas españoles tiene ingresos que los sitúan en los tramos inferiores del IRPF. Sin embargo, con las recientes subidas del IPC, se estima que un porcentaje significativo de estos contribuyentes ha pasado al siguiente tramo impositivo. Esto significa que una parte considerable del aumento nominal de las pensiones termina siendo absorbida por Hacienda.
Por ejemplo, un pensionista con una pensión anual de 22.000 euros podría haber visto un aumento de aproximadamente 1.870 euros en 2023 debido a la revalorización con el IPC. Sin embargo, este aumento podría suponer una carga fiscal adicional de unos 300-400 euros dependiendo de su situación personal y del tramo del IRPF en el que se encuentre.
Según el Consejo General de Economistas, la recaudación fiscal adicional por esta falta de deflactación podría superar los 1.200 millones de euros anuales, lo que refuerza la idea de que Hacienda está utilizando esta situación para aumentar sus ingresos a expensas de los pensionistas.
Enésimo choque entre los grupos políticos
En febrero de 2023, el Senado aprobó una propuesta para instar al Gobierno a deflactar las tablas del IRPF, una medida que permitiría ajustar los tramos impositivos a la inflación y evitar esta pérdida de poder adquisitivo. Esta medida beneficiaría no solo a los pensionistas, sino también a otros colectivos con ingresos bajos y medios.
Sin embargo, hasta el momento, el Ministerio de Hacienda no ha implementado esta reforma. Esto se debe en parte a que la falta de deflactación genera ingresos adicionales para las arcas públicas, en un momento en que el Gobierno necesita equilibrar sus cuentas tras los gastos extraordinarios derivados de la pandemia y las medidas para paliar la crisis energética.
En países como Alemania y Francia, los sistemas fiscales incluyen ajustes automáticos para evitar la progresividad por inflación. Esto significa que los tramos del impuesto sobre la renta se actualizan regularmente en función de la inflación, protegiendo el poder adquisitivo de los contribuyentes. En España, la falta de este mecanismo coloca a los pensionistas en una situación de desventaja comparativa.
La combinación de una inflación alta y la falta de deflactación del IRPF no solo afecta el poder adquisitivo inmediato de los pensionistas, sino que también tiene implicaciones a largo plazo. Los ingresos netos de los pensionistas pueden disminuir progresivamente en términos reales, lo que podría aumentar la desigualdad económica y reducir el consumo en este segmento de la población, afectando al conjunto de la economía.
Según el Banco de España, el consumo de los hogares con pensionistas representa un 20% del PIB, lo que indica que cualquier reducción en su poder adquisitivo puede tener un impacto significativo en el crecimiento económico general.
¿Qué soluciones podrían implementarse?
Para abordar este problema, sería lógico implementar una serie de medidas como ajustar los tramos impositivos en función de la inflación, lo permitiría que los aumentos nominales no se traduzcan en una mayor carga fiscal.
También, introducir deducciones o exenciones fiscales adicionales para los pensionistas, lo que podría mitigar el impacto del IRPF. O llevar a cabo una revisión integral para garantizar que el sistema sea más equitativo y que no penalice a los contribuyentes por efectos inflacionarios.
La subida de las pensiones con el IPC es una medida necesaria para proteger el poder adquisitivo de los pensionistas en un contexto de inflación elevada. Sin embargo, la falta de deflactación del IRPF introduce una "trampa" que puede erosionar esos beneficios, llevando a una pérdida real de ingresos para muchos.