Leo con curiosidad que FACUA, una organización de consumidores, ha denunciado a Google, Microsoft y Yahoo! frente a las autoridades competentes en materia de Consumo (Instituto Nacional del Consumo, Oficina Española de Patentes y Marcas y la Consejería de Economía y Consumo de la Comunidad de Madrid) por las prácticas publicitarias de estos tres buscadores.
Las denuncias se basan en dos elementos fundamentales:por un lado, desde FACUA consideran que en las páginas de resultados de los buscadores de las tres empresas se introducen, sin la adecuada diferenciación, tanto los resultados propios de la búsqueda como anuncios destacados (y pagados). La falta (según la organización) de diferenciación puede inducir a confusión a los usuarios, haciendo que pinchen en un "enlace patrocinado" en vez de en los resultados lógicos de las búsquedas.
La otra pata de la denuncia tiene que ver con la falta de control que estas tres empresas ejercen, a su juicio, sobre el contenido de los anuncios que muestran en su plataforma en la medida en que se permite que una empresa utilice keywords asociadas a marcas de terceros para publicitar sus productos lo que podría derivar en un incumplimiento tanto de la Ley General de Publicidad como de la Ley de Marcas. Curiosa denuncia, aunque no exenta de razón. Al menos en el segundo punto, ya que en el primero considero que existe actualmente una notoria diferenciación entre los resultados propios del buscador y los resultados derivados de publicidad. El caso es que, en la segunda alegación, es cierto que hay empresas que utilizan como señuelo para atraer tráfico las marcas de otros... si trasladásemos eso al terreno físico, la cosa estaría mucho más clara: si al lado de mi restaurante contrato una valla publicitaria con el nombre de otro restaurante prestigioso y una flecha que señale en mi dirección, tendría problemas seguro.
Lo que no estoy tan seguro es que sean Google, Microsoft o Yahoo! las responsables del comportamiento ilícito, sino la empresa anunciante. En la vida real, nadie le pediría cuentas al que gestiona las vallas publicitarias... El caso es que, como suele suceder, la tecnología y los modelos de negocio a ella ligados van siempre por delante de la legislación, y que siempre hay "agujeros negros" en los que los jueces tendrían que poner, en caso de llegar la sangre al río, al máximo su capacidad de interpretación de la ley.